Argentina quedó ayer en estado de conmoción por el fallecimiento de Néstor Kirchner. El expresidente, de 60 años, sufrió un paro cardiorrespiratorio con muerte súbita en su residencia de descanso en El Calafate, la localidad patagónica más cercana al imponente glaciar Perito Moreno. Cuando lo llevaron al hospital, ya no había nada que hacer. El país quedó sumido en el desconcierto y la perplejidad. Kirchner no era un presidente en ejercicio, pero su figura estaba asociada a la de su esposa y jefa de Estado, Cristina Fernández. El deceso abre una serie de interrogantes sobre el futuro que se desvelarán con el tiempo.

Pero ayer las especulaciones cedieron frente al peso de las condolencias, incluso de personajes de explícita aversión al matrimonio, y a la preparación de la gran ceremonia de Estado para despedir a los restos del hombre que gobernó entre el 2003 y el 2007, y que aspiraba a retornar formalmente al poder en los comicios de octubre del 2011. Se ha declarado duelo nacional por tres días. Cristina Fernández de Kirchner decidió que su difunto marido sea velado hoy jueves en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada, la sede del poder ejecutivo. En la tarde del miércoles, las rejas que cercan el histórico edificio se saturaron de carteles y cartas de aliento. "Fuerza Cristina", "Néstor, te recordaremos siempre".

ADIÓS DE LOS ARGENTINOS "Convocamos a los trabajadores a la plaza de Mayo a decir adiós a uno de los grandes hombres que hemos tenido los argentinos. Después de Juan Perón y Eva Perón viene Kirchner", dijo el líder de la central obrera oficialista, Hugo Moyano.

Pasa a la página siguiente