Turquía acoge ya a 8.538 refugiados en la frontera con Siria. Los cuatro campos establecidos están llenos. Los testimonios de los que han huido han sido hasta ahora la principal fuente para saber qué pasa en Siria, ya que Damasco tiene vetada la entrada a la prensa y las oenegés internacionales. Pero conseguir hablar con un refugiado es una tarea difícil.

Las entradas a los campos (Boynuyogun, Altinözü y dos en Yayladagi) están custodiadas por agentes que se disculpan por no poder dar más información e impiden que los reporteros entren. La explicación que ofrecen es que los refugiados podrían tener problemas cuando vuelvan a casa si sus fotos aparecen en la prensa y son identificados por el régimen.