Las cenizas del complejo volcánico chileno Puyehue-Cordón Caulle, que entró en erupción el 4 de junio y están cruzando la cordillera de Los Andes, están provocado pérdidas millonarias en la Argentina. Pero existe el temor de que sus efectos puedan ser mayores. El director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) chileno, Enrique Valdivieso, ha estimado que la gran nube gris "dará la vuelta al mundo" ya que se "desplaza a velocidades bastante altas" que favorecen su permanencia. El avance de los vientos, a unos 100 kilómetros por hora, llevó las cenizas hasta Buenos Aires y Montevideo, la capital uruguaya. Luego, siguiendo la rotación natural de la Tierra --de Oeste a Este--, han llegado a Australia y Nueva Zelanda, para dar la vuelta al planeta y retornar en los próximos días a su sitio inicial. Valdivieso ha declarado en la televisión chilena que la nube que escupe el Puyehue-Cordón Caulle puede seguir generando problemas durante dos meses. Las consecuencias de la erupción son, mientras, bien visibles en la Argentina, en especial en la región patagónica. Los lagos, que suelen ser verdaderos espejos del cielo, están cubiertos por un manto ceniciento. Las partículas se sienten en todos lados. Los daños empezaron a constatarse hace dos semanas. Las compañías aeronáuticas Lan [chilena] y Aerolíneas Argentinas se vieron obligadas a suspender sus vuelos. Por la cancelación de cientos de viajes, que afectaron a unos 40.000 pasajeros, han perdido entre tres y cuatro millones de dólares. Las operaciones en el Aeroparque de Buenos Aires y en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza comenzaron a normalizarse la noche del miércoles. Empresarios del sector turístico se lamentan: "La gente no quiere viajar a un lugar con incertidumbre". Las reservas hoteleras han caído un 60%. Las provincias de Río Negro, Neuquén y Chubut han sido declaradas en "estado de emergencia agropecuaria". En Chile, país que se sitúa sobre el Cinturón de Fuego del Pacífico, hay 2.085 volcanes, de los cuales unos 125 están considerados geológicamente activos y cerca de 60 han tenido algún tipo de actividad eruptiva histórica en los últimos 450 años.