Las fuerzas de seguridad sirias se desplegaron ayer por una región fronteriza del noroeste del país para frenar el éxodo de refugiados hacia Turquía, que está intensificando la presión internacional sobre el presidente sirio, Bashar el Asad, según explicaron ayer varios testigos. El activista sirio proderechos humanos Ammar al-Qurabi acusó también a las fuerzas progubernamentales de atacar a las personas que estaban ayudando a los refugiados a escapar de las ofensivas militares para reprimir las protestas contra el régimen dictatorial.

19 MUERTOS El responsable del Comité Internacional de la Cruz Roja se trasladó ayer a Damasco para discutir con las autoridades locales la ampliación de su asistencia. La última ofensiva militar ocurrió el viernes tras las mayores protestas vividas en Siria desde que empezó la revuelta contra Asad, a pesar de su represión de la disidencia pública. Según opositores sirios, las fuerzas de seguridad mataron a tiros a 19 manifestantes.

El presidente Asad pronunciará hoy un discurso sobre las "circunstancias actuales", anunció la agencia estatal de noticias, el primero desde el 16 de abril y solo el tercero desde que estalló la revuelta. Las autoridades sirias achacan la violencia a grupos armados y a islamistas, apoyados por potencias extranjeras. Siria impide la entrada de la prensa internacional, por lo que se hace difícil verificar las informaciones facilitadas por el régimen y por la oposición.

ASUSTADOS Qurabi afirmó que tropas oficiales y fuerzas leales a Asad han cortado las carreteras hacia la frontera turca en la región de Jisr al-Shughou, bloqueando el paso de miles de refugiados. "El Ejército sirio se ha desplegado alrededor del área fronteriza para impedir que los asustados residentes crucen la frontera hacia Turquía", denunció Qurabi.