El dictador Ben Alí y su familia fueron acogidos por Arabia Saudí y residen, desde que huyeron de Túnez, en un palacio del opulento barrio de Hamra, en la ciudad costera de Yeda, donde disfrutan de una vida confortable y discreta con espectaculares vistas sobre el mar Rojo. Este palacio, vigilado por soldados del régimen, albergaba hasta entonces a los jefes de Estado en visita a Arabia Saudí.