Miles de pasajeros se han visto afectados hoy por las cancelaciones de vuelos en Australia provocadas por el retorno de la nube de cenizas del volcán chileno Puyehue-Cordón Caulle. La nube ha perjudicado los servicios aéreos de Adelaida, Camberra, Sídney y Melbourne, entre otras localidades australianas, y ha agravado el caos en los aeropuertos que se prevé que continúe mañana en el sur del país. Solamente las cancelaciones de los vuelos domésticos de la compañía Virgin afectaron a 120.000 pasajeros, según la emisora ABC. Tras suspender sus servicios a Adelaida y Mildura, la compañía ha cancelado sus vuelos en Camberra, Sídney y Melbourne a partir de las 16.00 hora local (06.00 GMT). Qantas, la principal aerolínea del país, ha cancelado sus vuelos a Adelaida y a mediodía suspendió hasta mañana todos sus servicios a Sídney, Melbourne y Camberra, aunque los otros vuelos domésticos operarán con normalidad. Qantas también ha cancelado todos sus vuelos internacionales programados después de las 15.00 hora local (05.00 GMT) de hoy martes en Sídney, Perth y Melbourne, y ha desviado las llegadas internacionales a Sídney hacia Brisbane, en el noreste del país. Las aerolíneas domésticas Jetstar y Tiger Airways también dejaron en tierra todos sus aviones. En cambio, Malaysia Airlines, Singapore Airlines, Cathay Pacific y Air New Zealand siguen operando con normalidad. El ministro australiano de Transporte, Anthony Albanese, justificó las cancelaciones por motivos de seguridad. Según las autoridades meteorológicas australianas, la nube de cenizas afectará la ciudad de Adelaida durante 24 horas, Camberra y Sídney durante 36 horas, y Melbourne durante 48 horas. En Nueva Zelanda, la aerolínea Air New Zealand opera con normalidad dado que la nube de ceniza volcánica no afecta el espacio aéreo de ese país, informó el canal TVOne. La semana pasada la nube de cenizas provocó la cancelación de unos 700 vuelos en Australia y Nueva Zelanda y dejó varados a miles de pasajeros. El complejo volcánico chileno Puyehue-Cordón Caulle, a más de 9.000 kilómetros de Nueva Zelanda, entró en erupción el 4 de junio y creó una nube de ceniza que alteró las operaciones aéreas en Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil, así como Australia y Nueva Zelanda.