Hay más de 43 millones de personas en el mundo que tuvieron que marcharse de sus casas el año pasado (sea fuera de las fronteras de su país o dentro) como consecuencia de los conflictos violentos, als catástrofes o las persecuciones. Es la cifra oficial de refugiados más alta de los últimos 15 años, tal y como se desprende del informe hecho público ayer por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Uno de los aspectos más destacados del informe es poder constatar la profunda desigualdad en el reparto de los refugiados que dejan su país: el 80% van a cobijarse en países en vías de desarrollo, generalmente vecinos y además pobres --es el caso de Pakistán, Irán y Siria--. En este contexto, la Europa de los 27 es de las que más se queja y, comparativamente, es la que tiene menos motivos --a finales del 2010, albergaba a 1,3 millones de refugiados--.

Los afganos alcanzan el número más elevado de refugiados que abandonan su país --más de tres millones--, seguidos de los iraquís --1,6 millones-- y somalís --770.000--. Por su parte, los principales receptores son Pakistán --con 1,9 millones--, Irán y Siria --con más de un millón--. Los principales receptores son vecinos de los principales emisores.

"El miedo a las supuestas avalanchas de refugiados se confunde con la cuestión de la inmigración. Sin embargo son los países más pobres los que deben asumir la responsabilidad", lamentó el máximo responsable de la ONU para los refugiados, Antonio Guterres.

Durante el año pasado, el número de solicitantes de asilo --incluidos en la cifra global de refugiados-- fue de 850.000, de los que una quinta parte pertenece a Sudáfrica.