Los líderes de la Unión Europea (UE) aceptaron ayer bajo presión francesa introducir un mecanismo de salvaguarda en los Acuerdos de Schengen de supresión de las fronteras interiores que permitirá reintroducir, tras "una valoración común", controles fronterizos de duración "limitada" en el caso de "situaciones realmente críticas", como una avalancha migratoria o en el caso de que un Estado no sea capaz de garantizar una adecuada vigilancia de su tramo de la frontera exterior europea. La Comisión Europea presentará en septiembre una propuesta detallada para establecer ese mecanismo.

La presión de España, Alemania y otros países acotó la propuesta inicial para que se preserve en cualquier caso "el principio de libre circulación de personas" y que la reintroducción temporal de controles "no afecte a los derechos de las personas, cuya libertad de movimientos está garantizada por el Tratado de la UE", según las conclusiones de la cumbre europea.

Los problemas asociados a la inmigración y el control de fronteras fue uno de los principales temas abordados por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete en la segunda y última jornada del Consejo Europeo. La libre circulación de personas dentro de la UE es uno de los principales logros del proceso de integración europea.

CASOS EXCEPCIONALES El nuevo mecanismo de salvaguarda solo se aplicará en "circunstancias excepcionales", e incluirá "una serie de medidas para ser aplicadas de forma gradual, diferenciada y coordinada para ayudar al Estado de la UE que afronte una enorme presión en sus fronteras exteriores", según acordaron los líderes europeos.

La reintroducción "excepcional" de controles fronterizos será el "ultimísimo recurso" de este mecanismo, subrayan las conclusiones de la cumbre, a petición de España, Alemania y otros países. El restablecimiento de esos controles fronterizos en el interior de la UE se adoptará sobre la base de "criterios objetivos" y tras "una valoración común". Esos controles tendrán un alcance y una duración limitada, "teniendo en cuenta la necesidad de reaccionar en casos urgentes", según el acuerdo alcanzado por los Veintisiete.

Los líderes europeos insistieron al concluir la cumbre en que la introducción de ese mecanismo de salvaguarda no pondrá en peligro el gran logro de la libre circulación de personas dentro de la UE sin controles fronterizos. "Sin minar el principio de libre circulación, considero que hemos reforzado Schengen", dijo el presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy.

CONTROL "La cláusula de salvaguarda se ha introducido precisamente para dar respuesta a circunstancias excepcionales que ponen en peligro todo el funcionamiento general de Schengen", agregó Van Rompuy. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, principal promotor, junto a Italia, de la iniciativa, aseguró por su parte que "no se trata de reducir la libertad de circulación de personas en la UE, sino de controlarla". Sarkozy destacó que la decisión seguirá siendo nacional y que solo habrá una valoración en común de la situación.

España, que se había opuesto inicialmente a cualquier retoque de los acuerdos y las normativas de Schengen, estimó que la medida era "razonable", según el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez. "Se trata de ordenar y racionalizar casos excepcionales", añadió Zapatero. "Nuestra posición, a día de hoy, es de tranquilidad sobre cómo ha quedado el texto", subrayó.

Zapatero puso como posibles ejemplos de activación del mecanismo el desplazamiento masivo de inmigrantes a causa de una gran catástrofe, ya sea por un conflicto bélico, una pandemia o un acto de terrorismo. "Son circunstancias muy excepcionales que, por ello, es razonable que exijan respuestas excepcionales en el marco Schengen, que sean acordadas con todas la garantías y que no afecte al libre tránsito de ciudadanos", explicó Zapatero. Es una reforma "que se puede apoyar porque respeta el espíritu y el principio de libre circulación", señaló.