El primer ministro israelí, Binyamin Netanyhu ordenó ayer al Ejército que actúe "con firmeza" para detener la nueva flotilla que se prepara para partir rumbo a Gaza, pero también con "contención" para evitar heridos. Los organizadores de la expedición han denunciado que el Gobierno israelí está presionando a Grecia para que detenga la salida de los barcos que pretenden llegar a la franja esta semana. Después de varios retrasos, la coalición internacional que encabeza la flotilla a Gaza anunció en una rueda de prensa en Atenas que zarpará "el jueves o el viernes". Sin embargo, por motivos de seguridad, no se ha desvelado de qué puertos saldrán los barcos, pero sí que se reunirán en aguas internacionales.
Desde allí continuarán hacia Gaza para romper el bloqueo israelí y entregar la ayuda humanitaria de los dos cargueros que acompañan a los diez barcos de pasajeros. Angelis Pissias, uno de los organizadores, señaló que están "preparados y que los retrasos se deben a problemas técnicos por solucionar", e insistió: "Israel no podrá pararnos". El activista israelí Dror Feiler alertó de que el barco en el que viajará fue saboteado ayer, pero no acusó a nadie de esta acción. "Nos han roto el árbol de transmisión", denunció.
La presión israelí llegó a los periodistas extranjeros el lunes, cuando la Oficina de Prensa del Gobierno les envió un correo electrónico comunicándoles que su participación en la flotilla sería considerada una "violación intencionada" de la ley israelí que les podría comportar "la prohibición de entrar en Israel durante diez años" y la "confiscación de su equipo" de trabajo.
RECTIFICACIÓN DEL GOBIERNO Sin embargo, el primer ministro israelí rectificó ayer las advertencias a la prensa y dio instrucciones para que a los periodistas que lleguen en la flotilla "no se les aplique la política que se usa con cualquiera que entra en Israel de forma ilegal".