Los palestinos tienen previsto acudir a la ONU el próximo mes de septiembre para pedir el reconocimiento a un Estado y convertirse en miembro de pleno derecho, aunque ninguna de estas medidas está garantizada y no se descartan otras opciones. El procedimiento establecido para que un país sea admitido como nuevo Estado miembro de la ONU estipula que tras presentarse la solicitud formal a la Secretaría General, nueve de los quince miembros del Consejo de Seguridad deben apoyarlo, entre ellos los cinco permanentes con derecho de veto. En caso de prosperar la propuesta, el Consejo de Seguridad recomienda entonces a la Asamblea General debatir la incorporación del nuevo miembro, para lo que se requiere la aprobación de dos tercios de la cámara. Actualmente 192 Estados integran la ONU, lo que significa que el Estado palestino debería contar con el visto bueno de 128 países, en caso de que el Consejo de Seguridad así lo recomendara, algo improbable conocida la oposición de Washington. En el caso de Israel, la resolución 181 (de Partición de 1947) creó la plataforma legal para su establecimiento, al que siguieron en 1948 numerosos reconocimientos a nivel bilateral, aunque el Consejo no dio luz verde al Estado judío debido a la primera guerra árabe-israelí. No fue hasta mayo de 1949, cuando Israel obtuvo el reconocimiento como miembro de la ONU en la Asamblea General tras un amplio debate, un proceso que según los analistas, los palestinos estudian seguir. Hasta la fecha, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) cuenta con el apoyo seguro de 116 países, y esta semana el responsable de Relaciones Exteriores de Al-Fatah, Nabil Shaath, aseguró que antes de septiembre se sumarán otros 24. Pero en caso de que no logren el voto favorable de los 128 países que necesitan, hay otras opciones que no descartan. "Ir a la ONU en busca de reconocimiento es una alternativa entre varias opciones, aún sigue habiendo escepticismo sobre la medida y sus consecuencias", explicó en un coloquio Hiba Husseini, abogada y ex asesora legal del equipo negociador palestino. Para Ziad Abu Zayad, abogado y co-editor del Semanario Palestina-Israel, la idea de ir a la ONU es un mensaje claro de frustración y desesperación del liderazgo palestino. "Es como si alguien amenazara diciendo voy a matar a alguien, por favor, deténganme", apostilla. Israel y EEUU han expresado su rechazo a los planes palestinos de buscar reconocimiento fuera del marco de las negociaciones, posición que la Unión Europea (UE) apoya en mayor o menor medida, pero que también preferiría resolver en conversaciones directas entre las partes. El director del Centro para la Democracia y Desarrollo Comunitario, Walid Salem, sostiene que el objetivo de ir a la ONU es establecer un proceso basado en los derechos humanos que cambie la actual relación de amo (Israel), vasallo (palestinos). El germen de la propuesta, explica, se cocina desde hace tres años bajo el Gobierno del primer ministro palestino, Salam Fayad, que partía de tres premisas fundamentales: Crear las instituciones para un futuro Estado palestino, promover la lucha no violenta contra la ocupación y lograr el apoyo internacional a un Estado. A esas ideas se sumó la tesis del negociador palestino Mohamed Shteye de acudir a la ONU sin descartar las negociaciones de paz con Israel. Así lo reafirmaba en mayo el presidente palestino, Mahmud Abás: "Nuestra primera opción son las negociaciones, pero si no hay progreso hasta septiembre iremos a la ONU". Sin embargo, otros funcionarios palestinos han insistido en que la OLP irá a ese organismo internacional con o sin progreso en las negociaciones. Si no logran una mayoría pueden solicitar una revisión de su situación para lograr una mejor posición de cara a las negociaciones, como equiparar su estatus al de carácter especial que tiene la UE. Otra opción es pedir la puesta en práctica de la resolución 181, solicitar una resolución contra los asentamientos o incluso resucitar aquella que equiparaba el sionismo con racismo. Con todo, los palestinos quieren evitar a toda costa el ejemplo de Kosovo, reconocido por al menos 76 países pero que no cuenta con el beneplácito de Rusia ni China, miembros permanentes del Consejo. El coordinador especial de la ONU para el Proceso de Paz en Oriente Medio, Robert Serry, insiste en que independientemente de lo que ocurra en septiembre, "la comunidad internacional seguirá llamando a las partes a regresar a la mesa de las negociaciones".