La plaza Tahrir del Cairo recuperó ayer la imagen de los días de febrero en que la revolución egipcia forzó la caída del presidente Hosni Mubarak. Centenares de personas --unas 5.000, según la policía--, mayoritariamente jóvenes, llenaron de nuevo la plaza para exigir que se aceleren los juicios contra altos cargos del régimen de Mubarak, responsables de la muerte de 850 manifestantes en los 18 días de protestas del invierno pasado.

La concentración en Tahrir (que en castellano significa libertad) acabó con graves enfrentamientos entre manifestantes y policías: piedras, botellas rotas, golpes de porra, gases lacrimógenos, una batalla campal que dejó un millar de heridos, de los cuales 80 fueron trasladados al hospital, según el Ministerio de Sanidad egipcio.

Los incidentes empezaron el martes por la tarde cuando familiares de las víctimas de la revolución protestaron porque la policía les barró la entrada violentamente a un acto en homenaje a los muertos. Algunas fuentes informan de que la ceremonia estaba dedicada solamente a los agentes de policía fallecidos.

Los enfrentamientos, en los que tomaron parte manifestantes, policías y partidarios de Mubarak, se prolongaron hasta ayer por la mañana y se extendieron a las inmediaciones del Ministerio de Interior al grito de "abajo la Junta Militar", que administra Egipto desde que Mubarak fue derrocado el 11 de febrero.

Jóvenes del grupo Movimiento 6 de Abril exigieron la retirada de las fuerzas de seguridad de Tahrir y llamaron a "todo el pueblo egipcio, de todas las tendencias" a manifestarse en la plaza.

El movimiento anunció que adelantaría a hoy las protestas previstas para el próximo 8 de julio para defender las reformas democráticas, y apeló a iniciar una huelga general indefinida hasta que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas responda a las peticiones del pueblo.

LAS REIVINDICACIONES Entre estas reivindicaciones figuran la aceleración del juicio a Mubarak --hospitalizado en Sharm el Sheij y que tiene que comparecer ante los tribunales el 3 de agosto-- y a otras figuras de su régimen. Y también prohibir a los miembros del Partido Nacional Democrático --antes en el poder-- que se presenten a las elecciones previstas en septiembre, procesar a los asesinos de manifestantes y detener los juicios militares contra civiles.

Los incidentes de ayer se produjeron en un clima de tensión e incertidumbre, dos días después de que la justicia ordenara disolver los consejos municipales elegidos en la era Mubarak y cuando se multiplican las críticas a la gestión del Gobierno militar, que calificó las protestas de "intento de desestabilizar" Egipto. Algunos sectores piden que los comicios no se celebren en septiembre sino más tarde para dar tiempo a los grupos a prepararse "con el fin de poder competir con los Hermanos Musulmanes", según un activista.