Después de los desalojos policiales en las últimas semanas de muchas de las acampadas de los indignados en las principales ciudades de Estados Unidos, el movimiento parece haber adoptado una actitud más militante. Desde la madrugada del pasado lunes, miles de activistas bloquearon las entradas a los grandes puertos comerciales de la costa oeste, logrando en algunos casos interrumpir temporalmente la actividad en las terminales. Los sindicatos se distanciaron de estas protestas, mientras que la policía tuvo que recurrir a arrestos puntuales para poder devolver la normalidad.

La protesta se ejecutó de manera coordinada desde el sur de California hasta el norte del estado de Washington, afectando a los puertos de Los Ángeles, San Diego, Portland o Seattle.

EL PRECEDENTE La mayor movilización se produjo en Oakland, donde ya el pasado 3 de noviembre una huelga general convocada por Ocupa Wall Street detuvo durante varias horas la actividad portuaria. En esta ocasión, un millar de manifestantes bloquearon dos de las entradas del puerto, impidiendo el acceso de los camiones y el relevo de unos 200 estibadores, que se fueron a casa.

En Long View, el puerto de Los Ángeles, las protestas se dirigieron contra SSA Marine, una compañía mercante controlada parcialmente por Goldman Sachs, uno de los bancos que encarna a ojos de los indignados la avaricia y la corrupción de Wall Street. Otro de sus objetivos fue la empresa exportadora de cereales EGT, que mantiene abierto un litigio con los estibadores del principal sindicato.

Ninguna de las centrales sindicales que operan en los puertos de la costa oeste apoyaron las protestas, según Los Angeles Times, a pesar de que sus dirigentes dijeron simpatizar con los objetivos del movimiento.

En Seattle, la policía arrestó a 11 manifestantes y lanzó granadas de sonidos para despejar a una grupo que intentó bloquear las entradas a las terminales levantando barricadas con chatarra y palés de madera. Las acciones de ayer confirman la predisposición de OWS para mantener su visibilidad a pesar de haber desaparecido de muchas de las plazas del país. El último desalojo se produjo ayer en Baltimore. Las acciones de ayer en los puertos se suman a las recientes ocupaciones de las viviendas de familias amenazadas de deshaucio, algo que ya ocurrió durante la Gran Depresión.