El duelo de egos entre Erdogan y Sarkozy amenaza con dañar algo mucho más importante: el diálogo iniciado en el 2008 por Turquía y Armenia. Aunque el proceso ha sido aparcado, por las presiones de Azerbaiyán, el deshielo turco-armenio es imprescindible para la población de la paupérrima república caucásica.

Atrapada por el oeste y el este por el cierre de sus fronteras con Turquía y Azerbaiyán, sus únicas salidas por tierra son Irán y Georgia. Este último país mantiene muy malas relaciones con el tradicional valedor de los armenios, Rusia.