Expertos chiíes en ley islámica discuten aún si Sakineh Mohammadi Ashtianí, la mujer iraní condenada a muerte por complicidad en el asesinato de su marido y adulterio debe ser ahorcada o lapidada, informó hoy la agencia de noticias estudiantil iraní, Isna.

Según el jefe del Poder Judicial en la provincia iraní de Azerbaiyán Este, Hoyatol Eslam Sharifi, la Justicia permanece a la espera ya que los expertos en ley islámica no han dilucidado aún cual de las dos sentencias debe preceder.

La mujer, de 44 años y etnia azerí, fue condenada entre 2004 y 2006, y por dos tribunales distintos, a morir apedreada por haber cometido adulterio y ser ahorcada por participar, junto a su amante, en el asesinato de su esposo.

Como Ashtianí está cumpliendo con su condena por complicidad en el asesinato, creemos que no hay problema ni prisa, y por eso "estamos esperando el resultado del veredicto sobre la forma en que se debe ser ejecutada", explicó Sharifi. Ashtianí, madre de dos hijos, está encerrada en una cárcel de la ciudad de Tabriz, situada a unos 600 kilómetros al noroeste de Teherán.

El caso de Ashtianí salió a la luz en el verano de 2010 cuando el primer abogado de la acusada, Mohamad Mostafei, reveló que, tras agotar todas las vías legales y en un proceso poco transparente, la mujer había sido condenada por adulterio y que sería apedreada hasta la muerte. La pena despertó una oleada de críticas y movilizaciones de protesta internacionales, lo que obligó al régimen a suspender la sentencia y afirmar que se encuentra bajo revisión.

El proceso ha abierto, igualmente, una agria polémica en el seno del régimen iraní, con declaraciones contradictorias entre el Ejecutivo y el Poder Judicial, que ponen de manifiesto la fractura política y social que atraviesa el país.

El presidente del país, Mahmud Ahmadineyad, ha declarado en varias ocasiones que la pena capital no es firme y que se trata de propaganda occidental en contra de Irán. Sin embargo, la Judicatura insiste en que ha quedado demostrado que Ashtianí participó en el asesinato de su marido y cometió adulterio, por lo que debe ser condenada a morir en la horca por el primer delito y a ser lapidada hasta la muerte por el segundo.

La movilización de la comunidad internacional se acrecentó después de que el pasado año el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que mantiene buenas relaciones con Ahmadineyad, ofreciera asilo político a Ashtianí, demanda que fue rechazada por las autoridades de Irán.

En Irán rige una interpretación de la ley islámica o Sharía por la que se condena a muerte a los adúlteros, asesinos, violadores, narcotraficantes y a aquellos que atenten contra la ley de Alá y la República Islámica.