La Liga Árabe ha decidido este sábado suspender inmediatamente el trabajo de sus observadores en Siria hasta la celebración de la próxima reunión de los ministros de Exteriores árabes, a causa del deterioro de la seguridad en ese país. Los observadores de la Liga Árabe llegaron al país el pasado 26 de diciembre para buscar una salida a la crisis que pasara por el fin de la violencia, la liberación de los opositores detenidos, la retidada del Ejército de las calles y la libre circulación de los medios de comunicación extranjeros.

En un comunicado, el secretario general del organismo, Nabil al Arabi, ha explicado que la decisión se debe al "deterioro peligroso de la situación en Siria y a la continuación del uso de la violencia y del intercambio de disparos y bombardeos que tienen como víctimas a los ciudadanos inocentes".

Ya el viernes, Arabi apuntó que la violencia había aumentado "de manera importante" en el país desde el martes, en particular en Homs, Hama e Idleb. "la situación actual, en términos de violencia, no ayuda a preparar una atmósfera que permita conseguir que todas las partes se sienten en una mesa a negociar" la salida de la crisis, ha apuntado el dirigente de la Liga Árabe en el comunicado.

Al menos 193 muertos desde el martes

Desde el martes, la política de represión en Siria ha dejado un balance de al menos 193 muertos, la mayoría civiles, según cifras elaboradas por la agencia AFP a partir de datos oficiales y de grupos de defensa de los derechos del hombre.

Solo este sábado han muerto al menos 12 civiles y siete soldados en diversos enfrentamientos entre opositores y fuerzas leales al régimen. El grupo opositor Comités de Coordinación Local (CCL) ha informado de la muerte de ocho civiles en Homs, bastión de la oposición, en el centro del país, de dos en localidades cercanas a Damasco, uno en Derá (sur) y otro en Deir el Zur (este).

Por su parte, la agencia oficial de noticias SANA ha indicado que siete soldados, entre ellos un oficial, perecieron al ser atacados por "un grupo terrorista armado", a los que el régimen del presidente sirio, Bashar al Asad, acusa de estar detrás de la revuelta.

Más de 5.000 personas han muerto en Siria desde el comienzo de la revuelta el pasado marzo, según las últimas cifras de la ONU, aunque los opositores indican que las víctimas mortales superan los 6.000.