La Liga Árabe suspendió ayer su misión de observadores en Siria por el aumento de la violencia, según anunció su secretario general, Nabil el-Arabi.

Las oenegés sirias aseguran que en los últimos cuatro días han perdido la vida casi 200 personas. El organismo panárabe decidió "congelar" las tareas de sus 165 observadores, presentes en Siria desde hace poco más de un mes, por "el deterioro peligroso de la situación, el uso de la violencia y el intercambio de disparos y bombardeos que tienen como víctimas a los ciudadanos inocentes", según un comunicado de Arabi.

El texto indica que el régimen de Bashar el-Asad utiliza a las fuerzas de seguridad contra los civiles y viola sus compromisos con la Liga Árabe. La delegación tiene que verificar el cese de la violencia, la liberación de los detenidos en las protestas y la retirada de las tropas de las calles. La suspensión de la misión continuará hasta que el Consejo de Ministros de la Liga Árabe se pronuncie. Mientras, los observadores se concentrarán en Damasco.

Una delegación de la Liga Árabe viajará hoy a Nueva York para reunirse con el Consejo de Seguridad de la ONU e intentar conseguir su apoyo al plan árabe para Siria. La propuesta incluye la retirada de Asad y el traspaso de sus poderes al vicepresidente, pero Rusia, miembro permanente del Consejo con derecho a veto, la rechaza.

MÍNIMA PROTECCIÓN El Consejo Nacional Sirio (CNS), que agrupa diversas tendencias de la oposición siria, indicó ayer que la decisión de la Liga Árabe supone admitir que "ha fracasado en su objetivo de garantizar un mínimo de protección para los civiles", según afirmó el presidente del CNS, Buram Galion. El CNS acusó a Irán de "participar en la masacre de los sirios que reclaman la libertad" e hizo "un llamamiento para que deje de involucrarse en la represión de la revolución siria, con el fin de proteger las relaciones entre los dos pueblos".

La crisis siria se cobró ayer al menos 19 vidas más --12 civiles y siete soldados--, según el grupo opositor Comités de Coordinación Local (CCL). La mayoría de los civiles murieron en Homs por disparos de las fuerzas de seguridad. En esta misma localidad se encontraron 17 cadáveres de arrestados que fueron ejecutados de un tiro en la cabeza.

En tres suburbios de Damasco --Saqba, Kafr Batna y Jisrin--, controlados por opositores armados, se produjeron combates intensos y bombardeos por parte del Ejército sirio. Cerca de la capital murieron siete soldados en un ataque contra un autobús militar y en Deir el Zur explotó un gasoducto.