La policía china liberó el año pasado a 24.000 niños y mujeres secuestrados destinados a la adopción, la prostitución, el matrimonio o el trabajo esclavista. Pekín añadió que habían sido detenidos 3.200 criminales relacionados con mafias de tráfico ilegal de personas. China no aclaró el número exacto de las víctimas. Los expertos señalan que las cifras policiales son la punta del iceberg de un problema que se explica por un conjunto de factores sociales.

La política del hijo único y la milenaria sociedad patriarcal hace del descendiente varón una exigencia, en especial en la China del interior. Del hijo se espera que perpetúe el apellido y cuide de los padres, mientras que la hija se irá con los suegros.

Un matrimonio estéril puede pagar hasta 50.000 yuanes (6.000 euros) por un niño. Las niñas no alcanzan los 30.000 yuanes (3.600 euros), según la policía. En algunos casos son secuestros; en otros, son los padres quienes colocan a sus retoños en el mercado negro.

Las mujeres suelen terminar en los circuitos de prostitución asiática y también como esposas forzadas debido a las dificultades de los hombres para casarse por el desequilibrio de géneros (120 varones por 100 mujeres, según datos oficiales).

Drama desconocido

El pase en Cannes de Colinas ciegas (Li Yang, 2007) destapó un drama desconocido en Occidente: una joven llegada a un lejano pueblo con una promesa laboral descubría que la había comprado un campesino como esposa.

China castiga con la pena de muerte el tráfico de personas. El viernes anunció una operación policial con más de 7.000 agentes de 14 provincias que liberó a 77 niños comprados en zonas pobres que iban a ser vendidos en las ciudades. Más de 11.000 delincuentes han sido detenidos entre el 2008 y el 2011.

Pekín dice que mengua el número de traficantes, pero aumenta el de padres que venden a sus hijos.