La mayoría de los sirios de los Altos del Golán, territorio que Israel arrebató a Siria en la guerra de los seis días (1967), apoya al régimen de Bashar el Asad, pese a los 8.500 muertos que se han contabilizado en un año de revuelta. "Si Asad estuviera detrás de estas muertes, seríamos los primeros en acusarlo", explica el sheij Jadalkarim Nasser, portavoz de la comunidad de Buq'ata, un pueblo del Golán de 6.000 habitantes.

El sheij Hayel Sharaf, de la localidad de Ein Kinya, opina lo mismo que Nasser, cuya principal fuente de información es la tele siria. "Dicen que Asad comete crímenes porque Siria está con Hizbulá y resiste a la ocupación israelí", señala Sharaf, que tiene claro que que el territorio donde habita "es Siria, ocupada por Israel". Diversos representantes de las comunidades de los Altos del Golán --la mayor parte drusos-- sostienen la misma posición. El número de opositores al régimen sirio es muy pequeño.

MINORÍA PREREVOLUCIONARIA "La situación en Siria afecta a los sirios del Golán, el 85% apoya a Asad, muy pocos estamos a favor de la revolución", explica Shefa Abu Jabal, abogada de 25 años y una de las pocas personas que se atreve a decir abiertamente que apoya a la oposición siria. Su pueblo, Majdal Shams es, con 9.000 habitantes, la localidad más grande de los Altos del Golán, donde viven 20.000 sirios y unos 20.000 colonos israelís.

Israel ocupó esta población y el resto del Golán en 1967, y en 1981 aprobó la aplicación en todo este territorio de "las leyes, jurisdicción y administración" israelís. Desde entonces, los Altos del Golán están anexionados a Israel y se administran como parte del Distrito Norte del país.

Majdal Shams está en el límite del Golán con el Estado sirio. Desde aquí hasta Damasco se tarda en coche unos 40 minutos. El trazado de la frontera está sellado con una valla de acero, en la parte baja de una colina. Cuando internet y los móviles no existían, los residentes de Majdal Shams iban hasta una zona próxima a la línea fronteriza con megáfonos para hablar con sus parientes del otro lado.

Muchos habitantes de Majdal Shams tienen familiares allí, pero ese no es motivo para apoyar al régimen. "A los que estamos a favor de la revolución nos han atacado algunas veces cuando hemos celebrado manifestaciones", dice Abu Jabal, graduada en la Universidad de Haifa. "A algunos opositores nos acusan de ser espías israelís", señala.

Mientras, al otro lado de la frontera, la violencia sigue ampliando la lista de muertos. Ayer, en Alepo tres personas murieron y 30 resultaron heridas por la explosión de un coche bomba.