¿Dónde han fallado los servicios de inteligencia franceses? A la vista de la deriva fundamentalista, los medios y la capacidad de Mohamed Merah de sembrar el terror, Francia se hacía ayer la misma pregunta. Hasta el ministro de Exteriores, Alain Juppé, lo admitió: "Es comprensible que se plantee la cuestión de si ha habido un error. Habrá que esclarecerlo". Un grupo vinculado a Al Qaeda, Jund al-Khilafah (soldados del califato), ha reivindicado los asesinatos de cuatro judíos y tres militares franceses.

La justicia y la policía insisten en que el joven de origen argelino responde a un perfil "de autorradicalización salafista atípica" al margen de toda "estructura conocida", pero los elementos de alarma no faltaban. Además de dos estancias conocidas en Afganistán y Pakistán, Merah estaba en la lista de sujetos que tienen prohibido volar a EEUU, según informaron fuentes oficiales norteamericanas a la agencia Reuters. Su nombre figuraba desde hace tiempo en la relación que elaboran las autoridades para impedir la entrada en el país de las personas que juzgan peligrosas para la seguridad de la nación. Sus ingresos, formalmente muy escasos, tampoco se correspondían ni con su tren de vida ni con el arsenal de armas que se ha procurado.

Se desconoce quién financió sus proyectos criminales, pero alguien lo hizo. Merah carecía de medios para pagarse sus viajes. Primero a Kandahar, feudo de los talibanes del sur de Afganistán, donde en noviembre del 2010 la policía afgana registró su habitación antes de entregarle a las fuerzas de la OTAN que, según Le Monde, le enviaron de vuelta a su país.

En su pasaporte, figuraban tampones que revelaban desplazamientos a Israel, Siria, Irak y Jordania. Antes de ser detenido, había solicitado un visado para entrar en la India. Según la policía francesa, estos