Con una rosa de oro para colocar a los pies de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba; un facsímil de la Geographia de Claudio Tolomeo, del siglo II, de regalo al presidente Raúl Castro y, sobre todo, un mensaje de reconciliación y esperanza a la dividida y polarizada familia cubana, llegó ayer a Santiago de Cuba el papa Benedicto XVI. Castro recibió a pie del avión al Pontífice, que inmediatamente después realizó en papamovil un recorrido de 12 kilómetros desde el aeropuerto hasta el Arzobispado de Santiago y posteriormente ofició en la Plaza Antonio Maceo de la ciudad su primera misa en Cuba.

Hasta el miércoles, se prevé que miles de cubanos participen en los actos y misas organizados, pero las 51 horas que el Pontífice permanecerá en la isla estarán marcadas por la lucha entre quienes desean que la visita quede en el marco propiamente religioso --los simpatizantes del régimen-- y quienes esperan que la visita pase al terreno político.

Igual que en 1998, durante la visita a la isla de Juan Pablo II, la Iglesia ha repetido que no pretende aprovechar la visita de su Santidad --que solo viene a "fortalecer la fe del pueblo cubano", según dice el Vaticano--, para recuperar espacios en la sociedad o para hacer algún tipo de reclamo a las autoridades cubanas. No obstante, es público que la jerarquía católica, en ausencia de toda oposición legal al régimen, aspira a consolidar su papel de interlocutor privilegiado del régimen comunista.

AVAL A LOS CAMBIOS Las relaciones entre el Estado, regido por el Partido Comunista, y la Iglesia católica se hallan en su mejor momento, en medio de un clima beneficiado por los cambios del sistema cubano emprendidos por el general Raúl Castro desde mediados del 2006, un proceso de cambios que el Pontífice se aviene a respaldar de manera implícita o no tan implícita. En el avión que le llevó primero a México, el viernes pasado, Benedicto XVI subrayó, en relación al marxismo: "Nuevos modelos deben ser encontrados con paciencia y de forma constructiva". "Nosotros queremos ayudar a un diálogo constructivo para evitar los traumatismos", afirmó también.

La importancia que el Vaticano concede a Cuba es bien clara. La isla, con solo un 15% de católicos confesos, ha recibido a dos papas en un poco más de 14 años y es el tercer país de América Latina, después de Brasil y México, en ser visitado por Joseph Ratzinger.

El Pontífice será recibido hoy por Raúl Castro y es previsible, como se ha informado, que el Papa tenga un encuentro con Fidel Castro, retirado pero en activo, quien ha dicho que el Sumo Pontífice tiene "cara de un ángel" y es "una buena persona".

LOS DISIDENTES En cambio, la Iglesia descartó una reunión del Papa con disidentes porque "no está en el programa", pero el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, dijo que, respecto a la oposición, Ratzinger "podría hacer alguna referencia en sus discursos y sería interesante saber qué dice". Ayer, horas antes del aterrizaje del avión del Pontífice, la oposición denunció 150 arrestos en la isla, según informa France Presse.

El avión de Benedicto XVI aterrizó en Santiago de Cuba. Tras celebrar su primera misa en la plaza de Antonio Maceo, Benedicto XVI se disponía a pasar su primera noche en la localidad de El Cobre, donde se encuentra el santuario de la Virgen de la Caridad, patrona del país.

El miércoles, una larga procesión de seis kilómetros recorrerá La Habana.