En las memorias del presidente norteamericano Harry Truman aparece la célebre anécdota en la que Stalin pregunta con sorna: "¿Cuántas divisiones tiene el Papa?". Con ello el mandatario ruso daba a entender a sus interlocutores reunidos en Potsdam que el poder del papado le parecía insignificante. Hoy, más de medio siglo después de aquella reunión, a ningún jefe de Estado se le ocurriría formular una pregunta semejante. El poder no solo se compone de fuerza, sino también de influencia y autoridad. Y la persuasión y la reputación, muchas veces, son más efectivas que el recurso a la amenaza.

Lo arriba expuesto lo saben perfectamente los mandatarios que han invitado al Papa a este viaje, y él también es consciente de ello. Así las cosas, ¿cuáles son las razones de la visita de un Papa tan poco viajero como Bene-