La cancillera alemana, Angela Merkel, pidió ayer que los griegos lleven a cabo un referendo paralelo a las elecciones del próximo 17 de junio en el que decidan si desean permanecer o no en el euro. Aunque luego un portavoz del Gobierno alemán desmintió que la líder germana hubiese dicho tal cosa, bastó para encender todavía más los ánimos griegos.

La noticia saltó a causa de una llamada telefónica de Merkel al presidente de la República, Karolos Papulias, al mismo tiempo que el también alemán pero socialdemócrata Martin Schulz, presidente del Parlamento europeo, trataba de mostrar la mejor cara europea a los helenos durante un viaje de trabajo a Atenas. Schulz mostró comprensión ante el "sufrimiento" griego y pidió que cumplan las reformas de Bruselas aunque dejando la puerta abierta a que en breve se opte por la vía del "crecimiento y no solo de la austeridad".

Al mismo tiempo, Merkel telefoneaba a Papulias para exigirle que Grecia forme un gobierno "lo más pronto posible" tras las elecciones, pese a que aún queda un mes para ellas. Eso fue todo lo que trascendió. Pero Papulias transmitió la conversación al completo al primer ministro interino, el jurista Panayotis Pikrammenos, y dado que este no tiene más capacidad que la gestión del Estado por dirigir un gobierno de mera transición, se lo contó a los líderes de los partidos políticos.

DESAFORTUNADA Al final, todo se supo: Merkel había pedido que los griegos celebraran un referendo sobre el euro (tras el desmentido alemán, la oficina del presidente griego insistió en que así lo pidió Berlín). "La proposición de Merkel de un referendo, en tiempo de elecciones es, como mínimo, desafortunada e inaceptable. ¿Por qué se dirige al pueblo griego en el momento menos apropiado y con el mensaje menos apropiado?", se preguntó el líder conservador, Antonis Samarás. Para Alexis Tsipras, líder de la izquierda radical y favorito en los comicios de junio, la respuesta es sencilla: "La señora Merkel se ha acostumbrado a dirigirse a los líderes políticos de Grecia como si esto fuese un protectorado".

El enfado es entendible, pues fue Merkel la que más presionó para que el exprimer ministro Yorgos Papandreu se envainase en noviembre el referendo sobre el plan de rescate, antes de ser aprobado por el gobierno no electo de Lukás Papadimos. Según una encuesta publicada ayer por To Pontiki, el 54% de los griegos desea permanecer en el euro si no tiene que sacrificarse más. Desde Washington, el presidente francés, François Hollande, coincidió con el de Estados Unidos, Barack Obama, al señalar que Grecia "debe permanecer en la eurozona".