Cuando Chen Guangcheng pise hoy suelo estadounidense con su mujer y dos hijos finalizará una huida de casi un mes que ridiculiza guiones de Hollywood. El activista chino tomó en Pekín un vuelo de la United Airlines a las 17.47 horas con destino a Newark que salió con un retraso de cuatro horas, la última piedra en su camino a la libertad.

El viaje fue pactado por Pekín y Washington para solucionar una crisis diplomática que perjudicaba a ambos. Su precipitada salida sorprende porque China dijo el viernes que necesitaría dos semanas más para tramitar el pasaporte de Chen y su familia. En la mañana de ayer permanecía en un hospital de Pekín, donde se cura las heridas en un pie, cuando recibió la noticia y fue urgido a hacer la maleta.

A Chen le espera una vida más apacible en EEUU. Estudiará Derecho en la Universidad de Nueva York, que le ha invitado a sus aulas. "No estoy feliz por mi marcha. Espero que el Gobierno cumpla todas las promesas que me hizo", señaló Chen en el aeropuerto a AFP. El activista se refiere a las presiones que sufren sus familiares, amigos y activistas que le ayudaron a escapar. Muchos de ellos fueron arrestados y liberados días después.

Chen, ciego desde los cinco años a causa de unas fiebres, es uno de los disidentes más respetados de China. El abogado descalzo (estudió por su cuenta y carece de título) defendió a sus vecinos en juicios contra los abusos de poder y denunció los 7.000 abortos y esterilizaciones forzadas en su provincia.

MALTRATOS En el 2006, fue condenado a cuatro años y tres meses de cárcel por alterar el orden público. Tras cumplir la pena íntegra, fue sometido durante 19 meses a un arresto domiciliario extrajudicial durante el que sufrió periódicas palizas, según ha denunciado.