Eternamente anclada a orillas del Mediterráneo, Alejandría es la segunda ciudad de Egipto y era considerada feudo del islamismo radical hasta que los resultados de las elecciones presidenciales de esta semana han probado lo contrario. El Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes y la coalición salafista Al Nur obtuvieron alrededor del 70% de los votos en las pasadas legislativas. Pero, en esta ocasión, las fuerzas islamistas apenas han conseguido el 44% de los votos en Alejandría, escenificando así la decepción de los ciudadanos ante el proyecto islamista.

"Los islamistas tendrán que comenzar a hacer política de verdad, porque decir que 'el islam es la solución' ya no funciona", explica el director de la Fundación Anna Lindh para el Diálogo entre las Culturas, Andreu Claret. Y las calles de Alejandría son el vivo ejemplo del cambio que ha experimentado la opinión pública. Si hace unos meses los carteles electorales de los Hermanos Musulmanes y de Al Nur cubrían los muros de los barrios populares, ahora la cara que los alejandrinos cuelgan en las puertas de sus comercios es la del naserista Hamdin Sabbahi.

"Uno de los nuestros"

Eterno opositor de Hosni Mubarak y heredero de las ideas socialistas y nacionalistas del primer faraón del Egipto moderno, Gamal Abdel Nasser, Sabbahi se ha ganado la estima de los alejandrinos con un mensaje que apela a los tiempos en que Egipto era "la madre del mundo". "Le voto porque es socialista, porque no es un remanente del régimen y porque me creo su discurso", aseguró el jueves Ahmed Alí a la salida de un colegio electoral del barrio de Kubri al Namus. "Es uno de los nuestros", aseguró.

En un mercado callejero próximo, Adel Abdel Halim despachaba pimientos sin descanso mientras afirmaba con orgullo que tanto él como los dependientes del resto de los puestos votarían por Sabbahi. Según Claret, Alejandría "es una ciudad muy industrial, con mucho paro y problemas sociales tremendos", por lo que "el mensaje de Sabbahi ha calado hondo entre los sectores más desfavorecidos, que cobran menos de 100 euros al mes".

Para Claret, la clave de Sabbahi, que ha captado el 34% de los votos en Alejandría, ha sido responder a los problemas reales de la gente. "Esto demuestra que el voto islamista no es tan ideológico como parece. Los islamistas tendrán que aprender a dar respuesta a los problemas del país. Alejandría es la ciudad laboratorio para el Egipto del futuro", añade.

A orillas del Mediterráneo conviven la Alejandría lírica y la islámica. Los jóvenes raperos comparten las mismas calles que los islamistas radicales. Ciudad de contradicciones, Alejandría aspira ahora a volver a ser el faro de Egipto.