La ciberguerra que libran algunos países contra Irán podría haber entrado en una nueva fase. Varios expertos en seguridad informática desvelaron ayer la detección de un potentísimo virus que ha estado robando información de los sistemas informáticos de Irán y varios países árabes de Oriente Próximo.

Descrito por los ingenieros de Kaspersky Lab --el fabricante ruso de antivirus-- como "el ciberarma más sofisticada utilizada hasta ahora", los expertos creen que el virus ha sido desarrollado con apoyo estatal y es parte de una estrategia deliberada para apoderarse de secretos de Estado.

Irán no ha tardado en acusar a Israel de estar detrás del virus, bautizado como Flame (llama). Una tesis nada descabellada, teniendo en cuenta que fueron ingenieros israelís y estadounidenses los que crearon hace unos años el Stuxnet, según varios medios internacionales, un virus que dañó las centrifugadoras de la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz.

También en esta ocasión, el Estado judío ha jugado a alimentar la sospecha, una estrategia que le permite ensalzar su poder de disuasión. "Es muy posible que cualquiera que se tome en serio la amenaza iraní emplee diversos medios, incluido este, para aplacarla", dijo ayer el ministro de Asuntos Estratégicos israelí, Moshe Yaalon.

Teherán lleva algún tiempo enviando señales de alerta. Después de constatar que los ciberataques a su sector energético se han incrementado en los últimos dos años, a finales de abril anunció una intromisión de hackers en los ordenadores del Ministerio del Petróleo. A diferencia del Stuxnet, concebido para infectar ciertos sistemas, los expertos sostienen que el propósito del Flame es el robo de datos a gran escala e interceptar comunicaciones.