"No temen usar la fuerza, la violencia, las armas, extorsionar ni actuar como bandidos", explica Ammar Qurabi, de la Organización Nacional Siria pro-Derechos Humanos cuando describe a los shabiha, los matones del régimen del presidente sirio, Bashar al Asad. A ellos se atribuye la matanza de 108 personas, entre ellas 49 niños y 34 mujeres, en Hula, en la provincia de Homs.

"Si los shabiha actúan, el régimen queda libre de responsabilidad y dice: Estos actos los cometen las bandas, no nuestras fuerzas", subraya Qurabi a la agencia Associated Press. Los activistas pro-derechos humanos sirios también señalan que el Gobierno utiliza a los shabiha, que actúan como los grupos paramilitares de otros conflictos, como parapeto para evitar que las culpas por los crímenes recaigan sobre las autoridades.

Desde que empezó la revuelta de la oposición siria, en marzo del año pasado, diversos testigos han visto a grupos de hombres vestidos de negro y armados apoyando las ofensivas de las fuerzas de seguridad sirias, pegando a manifestantes y entrando en casas de opositores, a los que se han llevado o han ejecutado. A menudo han quemado casas y vehículos de activistas opositores y han saqueado propiedades. Todo con el único propósito de intimidar y sembrar el terror.

A finales de marzo del 2011, los shabiha ayudaron al régimen a reprimir las protestas opositoras en Latakia, Baniyas y Jabla, en la costa siria. Según algunos vecinos de la zona, dieron apoyo a la cuarta división del Ejército sirio, cuyo máximo responsable es el hermano pequeño de Asad --Maher--, dispararon contra manifestantes desde vehículos y tejados, asaltaron casas de opositores y las incendiaron. Varios testigos denunciaron el degüelle de opositores en plena calle.

Bandidos y mafias

En el área de Latakia es donde se empezó a utilizar el término shabiha --que tiene su origen en la palabra árabe que significa fantasma-- para referirse a los matones o bandidos. En Latakia hace años que existe una conocida mafia que controla el tráfico de armas, de droga, la prostitución y el crimen organizado en general, a la que se denomina shabiha. A raíz de las protestas en Latakia se acuñó el término para designar a todos los paramilitares que apoyan al régimen.

La mayoría de los miembros de la shabiha --que surgió en los años 70, tras el golpe de Estado que llevó al poder a Hafez al Asad, padre de Bashar-- son alauís, como la familia Asad, y algunos de sus cabecillas son parientes del presidente sirio. Según activistas de la oposición, la shabiha está liderada en la costa por Fauad y Munzer al Asad, primos de Bashar y sancionados por la Unión Europea hace un año, por su implicación "en la represión contra la población civil". Algunos analistas internacionales apuntan que Asad intenta controlar a la shabiha desde hace años, pero no lo consigue.