Turquía y Japón se sumaron ayer a las expulsiones de diplomáticos sirios, un día después de que lo hicieran países de la UE --entre ellos España--, EEUU, Canadá y Australia, tras la matanza de al menos 108 personas, de las que 49 eran niños y 34 mujeres, en Hula. Rusia considera que la medida "no ayudará a poner fin a la violencia", según un portavoz.