Durante varias horas, la sombra de lo inaudito planeó ayer sobre el Congreso. No se conocen casos de un tratado internacional ratificado sin el principal partido de la oposición, pero eso pudo ocurrir durante el debate sobre el tratado de estabilidad presupuestaria de la UE --el pacto fiscal europeo--, que recoge la obligación de los estados de limitar el déficit estructural anual al 0,5% del PIB. Los socialistas querían votar a favor, pero si se introducía una enmienda, como preámbulo o disposición adicional, que hiciera referencia a la necesidad de impulsar medidas de crecimiento. Pero el Gobierno se mantuvo en el no, ya que no se trataba de una ley, sino de un texto de rango internacional, que debe ser asumido por todos los estados miembros.

El diputado del PSOE Juan Moscoso llegó a anunciar la abstención de su grupo. "Reconsideren su posición --dijo el ministro de Exteriores, José Manuel Gar-cía-Margallo--. Dar imagen de división sería hacer un flaco favor a la economía española". Y pri-mó la responsabilidad. El tratado fue ratificado por PP, PSOE, CiU, PNV, UPD y UPN. Lo que motivó el cambio de posición de los socialistas fue que los conservadores se avinieron a sellar un pacto para presentar la próxima semana una proposición no de ley en la que aparezca el contenido de la enmienda original.

"DEFENDER LO MISMO" Este tipo de resoluciones, al no tener rango legal, no son de obligado cumplimiento, solo se limitan a instar al Gobierno a adoptar ciertas medidas, en este caso tendentes al crecimiento económico, la creación de empleo y la aprobación de una tasa para las transacciones financieras. "Es un buen acuerdo --dijo el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba--. Hoy hemos dado dos síes, al pacto fiscal y a la política de crecimiento. Ahora Rajoy y yo podremos defender lo mismo en Europa".