Los líderes de la Unión Europea (UE) discutían anoche sobre las posibles opciones para frenar a corto plazo la escalada de tipos de interés de la deuda pública española e italiana e impedir que la crisis de desconfianza se vaya extendiendo al resto de la zona euro. El coste del bono español a 10 años volvió a colocarse alrededor del 7%, con una prima de riesgo de cerca 550 puntos básicos respecto al bono alemán de referencia, sin que los mercados internacionales ni los inversores se mostraran impresionados por el plan de integración económica y política de la eurozona esbozado por los presidentes de las instituciones europeas.

El primer ministro italiano, Mario Monti, y el presidente francés, François Hollande, lideraban las negociaciones en el Consejo Europeo para obtener el apoyo de Alemania y de los otros países rigoristas a sus propuestas heterodoxas de intervención europea en apoyo de la deuda pública de Italia y de España.

Los viceministros de Finanzas y los directores del Tesoro del Eurogrupo mantenían en paralelo vía teleconferencia una serie de discusiones acerca de los aspectos técnicos que implicaban las diferentes opciones.

INTERVENCIÓN DEL BCE Monti, según fuentes diplomáticas, defendió ante sus socios que el Banco Central Europeo (BCE) reactive de inmediato el programa de compra de deuda pública en el mercado secundario de los países sometidos a acoso, como España e Italia, que están adoptando los ajustes y reformas requeridos por la UE.

Monti planteó que el BCE calcule cual debería ser la prima de riesgo "razonable" de España e Italia, dada la situación económica y presupuestaria de cada uno, y que intervenga en el mercado para bajar el tipo de interés de la deuda de ambos hasta ese nivel razonable, según precisaron las citadas fuentes.

Otra alternativa planteada por Monti fue que usar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para intervenir de forma automática en los mercados para comprar deuda pública de España e Italia mientras dure el acoso. Monti defendió que esa intervención fuera para estabilizar la Eurozona, sin incluir la imposición de condiciones de ajustes y reformas concretas a ambos países, como está previsto en el reglamento del fondo de rescate. Las propuestas fueron respaldadas por España, Francia, Bélgica y por el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, pero chocaban con la oposición de Alemania, Holanda, Finlandia y Austria.

"Hace falta una solución muy rápida para apoyar a los países en dificultades", señaló Hollande. "Si no ayudamos a los países que atraviesan graves dificultades habrá un efecto dominó en toda Europa", advirtió el primer ministro belga, Elio Di Rupo. "Hay que reaccionar porque España e Italia están teniendo serias dificultades para financiarse y no pueden esperar a que se reforme la UE. Necesitamos soluciones hoy", insistió Schulz.

La cancillera alemana, Angela Merkel, se mostró abierta a que se utilizara el fondo de rescate para comprar deuda española e italiana, pero con la condición de que ambos países aceptaran la contrapartida de condiciones en ajustes y reformas.

DEUDA GARANTIZADA El primer ministro finlandés, Jirki Katainen, recomendó a España e Italia que siguieran el ejemplo de su país durante la crisis de 1990 y que emitieran bonos garantizados para rebajar los tipos de interés que les reclama el mercado. "Los bonos garantizados estarían respaldados por bienes del Gobierno o por ingresos fiscales ya asignados para el servicio de los bonos", dijo Katainen.

Holanda, por su parte, indicó que la "única vía" para España e Italia para recuperar la confianza de los mercados es proseguir sin pausas con las reformas económicas y los ajustes presupuestarios. El primer ministro holandés, Mark Rutte, aseguró al llegar a la cumbre que Holanda no aceptará crear "nuevos instrumentos" para ayudar a ambos países. "Para Italia y España la única vía es apretar los dientes, reformar el mercado laboral, ahorrar e impulsar el crecimiento, tal como hizo Finlandia en los años noventa", afirmó el premier Mark Rutte.