Los equipos de emergencia del estado de Colorado controlan el 45 por ciento del incendio más devastador de su historia después de que las llamas hayan calcinado casi 7.000 hectáreas en los ocho días que lleva ardiendo la zona montañosa del Cañón Waldo.

Hasta el momento, el fuego se ha cobrado la vida de dos personas, cuyos cuerpos fueron hallados el pasado jueves y viernes, y ha arrasado más 347 viviendas.

Las autoridades locales, conforme avanzan en el control de las llamas, llevan permitiendo la vuelta de decenas de miles de personas evacuadas de sus casas desde el pasado viernes. Alrededor de 35.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas, de las cuales 10.000 permanecen desplazadas.

Las áreas residenciales próximas a la segunda ciudad más poblada del estado, Colorado Springs, han resultado gravemente perjudicadas por el incendio y, en especial, el Parque Forestal Pike, según han recogido medios locales.

Desde el viernes, el día que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó las zonas más afectadas, las temperaturas han bajado ligeramente y los vientos han aminorado, según ha afirmado el coordinador de los cuerpos de emergencia, el comandante Rich Harvey.

Por su parte, la Oficina del Sheriff del condado de El Paso, el teniente Jeff Kramer, ha asegurado que las autoridades están investigando, junto con el personal del Servicio Forestal de Estados Unidos, las causas de este incendio. En principio, el origen de las llamas podría ubicarse en el Parque Forestal Pike.

Asimismo, el portavoz de los Bomberos de Colorado, Greg Heule, ha confirmado que los residentes de las zonas montañosas podrán ver los daños producidos por el fuego, aunque no podrán evaluarlos in situ debido a que el terreno aún está humeante.