"Los islamistas quieren destruirlo todo. Están cometiendo crímenes contra nuestra ciudad después del destrozo que hicieron en el mausoleo", según manifestó a este diario Hachim, un notable árabe de la ciudad de Tombuctú que huyó con su familia a la capital mauritana, donde finalmente encontró refugio. Como él hay miles de tuaregs, árabes y otros grupos étnicos que abandonaron también el norte de Malí después de que se desencadenase la ola de violencia en la región entre los tuaregs independentistas del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) y los islamistas de Ansar al Din (defensores del islam), que están vinculados a las redes yihadistas.

Los islamistas terroristas tienen la intención de imponer su hegemonía en la zona norte de Malí y en las últimas semanas han logrado apoderarse de la mítica ciudad de Tombuctú --inscrita desde el año 1988 por la Unesco en el patrimonio de la humanidad--, donde ayer destruyeron el mausoleo de Sidi Mahmud Ben Amar, el principal santón de esta ciudad, que rechazan los radicales porque consideran que solo se debe y se puede rezar al más grande, Alá, y no a los santos.

La ciudad de Tombuctú, bautizada como la ciudad de los 333 santos, alberga numerosas tumbas que a día de hoy son carne de cañón para los rigoristas del islam suní. Los tuaregs, que hace seis meses se sublevaron militarmente contra la ciudad de Bamako para reivindicar la independencia de Azawad, reconocen que están perdiendo posiciones en la región a favor de los extremistas vinculados a los entramados de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

Los rebeldes tuaregs, apoyados por islamistas desvinculados de los alqaedistas, están en pie de guerra contra el AQMI y el Movimiento para la Unicidad de la Yihad en África Occidental (que tiene en su poder a los cooperantes apresados en Argelia en el mes de octubre) pero "tienen poco que hacer", según declaró el notable árabe Hachim, que lamenta los escasos medios de los que disponen en estos momentos los independentistas.