No podemos calificar esta como una elección del miedo". El desmentido del ministro mexicano de Gobernación, Alejandro Poiré, así como su anuncio de que "habrá presencia federal visible (policías y soldados) para garantizar el voto en zonas con manifestaciones de la delincuencia", confirma que los mexicanos elegirán hoy domingo al próximo presidente del país, a legisladores, gobernadores y alcaldes, en el marco sangriento de la narcoguerra.

La "guerra" que el presidente, Felipe Calderón, declaró a los cárteles de la droga a principios de su mandato, en diciembre del año 2006, será el factor más decisivo para que las urnas aparten del gobierno al conservador Partido Acción Nacional (PAN). Solo su candidata, Josefina Vázquez, defiende la propuesta de mantener el despliegue de alrededor de 50.000 militares y una guerra que ha dejado hasta 60.000 muertos, muchos de ellos asesinados de formas atroces y colgados en puentes, o descuartizados y tirados en las calles.

"¿Vamos a rendirnos? No, vamos a seguir. México no se rinde. Yo tampoco", dijo Josefina Vázquez. Al final de la larga campaña, solo le quedó apelar a "los milagros y el voto que pone Dios", ante la previsión de que el partido gobernante y la guerra contra el crimen organizado tendrán hoy un nuevo revés, esta vez en el frente electoral.

Además del goteo de muertos, los partes de guerra de los últimos días no han ayudado precisamente a cambiar la crítica mayoritaria al intento castrense contra el narcotráfico. Una alcaldesa veracruzana estrangulada; un tiroteo entre varios policías, con tres muertos entre los que iban a detener a los narcos, en pleno aeropuerto internacional de la ciudad de México; la presentación por parte de la Marina de un honesto joven sinaloense como si fuera el hijo de Joaquín el Chapo Guzmán.

Convertido ya en el capo más poderoso de la historia, El Chapo aparece incluso en la lista Forbes de los magnates del mundo y es el virtual vencedor de esa guerra que se extendió por más de medio país cuando los cárteles crearon sus propios ejércitos y buscaron nuevas rutas, plazas y territorios. Enfrente, sobresalen Los Zetas: el frankenstein creado por el cártel del Golfo en base a militares de élite ha extendido con barbarie todo tipo de actividades criminales, desde la extorsión al secuestro y asesinato masivo de indocumentados.

ENEMIGO INFILTRADO Los errores belicistas frente a un enemigo etéreo, e infiltrado en todas las instituciones de la mano de una corrupción añeja, han acabado por aflorar. El ministro de Defensa, general Guillermo Galván, señaló que muchos territorios están en manos de un crimen organizado. El propio ministro de Gobernación, proa del Gobierno mexicano, reconoció que el narco "infiltró los tres niveles de Gobierno".

El mismo Ejército se vio desprestigiado hace poco más de un mes con la detención de tres generales y un jefe militar por presunta corrupción. Otros 12 altos mandos se pusieron al amparo de la Justicia y denunciaron frustrados intentos de detención. Los analistas, incluso algún medio en sus titulares, señalaron al respecto: "El Ejército es el gran perdedor de la guerra contra el narcotráfico".

RIDÍCULO DE LA MARINA La Marina cayó también en el ridículo de la detención del supuesto hijo del Chapo Guzmán, mientras proliferaban denuncias contra el despliegue militar. El informe de Human Rights Watch (HRW) tituló: "Ni seguridad ni derechos: ejecuciones, desapariciones y tortura en la guerra contra el narcotráfico de México".

Tanto el favorito en las encuestas, Enrique Peña, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, proponen un cambio de estrategia con una policía honesta y mejor formada. Peña tiene como asesor a un general colombiano, Óscar Naranjo, y promete una "seguridad" que muchos suponen basada como antaño en pactos con los narcos. AMLO, el único que promete retirar el Ejército de las calles en medio año, cree que con "educación y empleo" los jóvenes soslayarán la tentación del sicariato. "Abrazos, no balazos", dice.

Muchos analistas coinciden con la opinión del antropólogo Roger Bartra: "Hay mucho descontento con el Gobierno actual. La narcoguerra está siendo un factor decisivo para inclinar la elección". Y muchos mexicanos comulgan con la crónica que el obispo Raúl Vera hizo el otro día frente a la Virgen de Guadalupe: "Nuestro país está sin rumbo, en un desfiladero de sangre y muerte, de crueldad y odio, de corrupción política y de soberbia".