Ikea reconoció ayer en Berlín que presos políticos de la República Democrática Alemana (RDA) fueron utilizados para el ensamblaje de sus muebles a finales de los 70 y principios de los 80. La empresa sueca reconoce así la veracidad de las declaraciones que en este sentido habían formulado varios expresos políticos de Alemania comunista hace algunos meses.

La conocida empresa de muebles encargó un estudio interno a la auditoría Ernst & Young para comprobar estas afirmaciones. Jeanette Skjelmose, directiva de la compañía, reconoció, además, que Ikea pudo haber tenido conocimiento de la utilización de presos políticos de Alemania Oriental entre 1978 y 1981. "Estamos hablando de hace más de 30 años, cuando la empresa no tenía procedimientos como los actuales para controlar los procesos de producción", afirmó. También reconoció que era posible que la compañía no hubiera hecho lo suficiente para evitar usar presos políticos.

En mayo, Dirk Maschkes, que a mitad de los 80 pasó 14 meses en una cárcel, narró a Der Spiegel su experiencia. "A las 7 empezábamos la jornada; durante la pausa del mediodía nos daban comida, pero no siempre", relató Maschkes, de 48 años.