Un tribunal de Pakistán cerró ayer por falta de pruebas y con reprimenda a la policía el controvertido caso por blasfemia contra Rimsha Masih, la niña cristiana y con discapacidad mental que fue acusada el pasado agosto de quemar textos coránicos. "Por una vez, un acusado de blasfemia no tuvo que probar su inocencia, sino que simplemente el tribunal constató que no había pruebas de su culpabilidad", se felicitó el director de la Comisión de Justicia y Paz, Peter Jacob.

Según el canal local Geo, el magistrado del Tribunal de Islamabad que leyó la sentencia recalcó que la blasfemia es un tema muy delicado, y que se debe ser muy cuidadoso al acusar a "musulmanes o no musulmanes" por este delito.

Los jueces rechazaron en su sentencia el informe policial en el que se basó la acusación, ya que no había ningún testigo presencial del presunto delito. "Esta sentencia muestra que en altas instancias judiciales sí hay independencia y valor para aplicar justicia", manifestó Jacob.

Rimsha fue detenida el pasado 16 de agosto en su casa del humilde suburbio de Mehrabadi, en Islamabad, después de que un vecino la acusara ante la policía de haber quemado unas páginas del Qaida Nurani, un libro para aprender a leer el Corán.

Desde el principio, la familia de Rimsha alegó que la pequeña sufría una discapacidad psíquica.