Las autoridades judiciales chinas ejecutaron hoy a un vendedor ambulante de la provincia de Liaoning (norte) al considerarle culpable del asesinato de dos policías municipales y rechazar los argumentos de la defensa, que sostienen que el acusado cometió este homicidio "en defensa propia".

El Tribunal Popular Intermedio de Shenyang, ubicado en la provincia de Liaoning, confirmó en su cuenta de Weibo -el Twitter chino- la ejecución de Xia Junfeng, después de que hoy mismo el Tribunal Supremo de Pekín desestimara la apelación presentada por Xia a la condena que le impusieron en 2011.

El suceso por el que fue juzgado el vendedor ocurrió en 2009, cuando varios policías locales -los temidos "chengguan", agentes conocidos en el país por su uso desproporcionado de la fuerza- se acercaron a su puesto ambulante, derribaron el carrito, le pegaron y se lo llevaron detenido sin ningún cargo a la comisaría.

En la comisaría, según explicó su abogado, Teng Biao, en el documento que presentó ante el tribunal -y que Chinese Human Rights Defenders (CHRD) ha difundido-, un grupo de diversos chengguan comenzaron a propinar una brutal paliza a Xia, hasta que éste se percató de que tenía un pequeño cuchillo en su bolsillo -para cortar comida- y mató a dos policías e hirió a otro.

"En ese momento, dos policías grandes y fuertes físicamente, además de darle puñetazos y patadas, también empleaban una taza de metal y otros objetos para pegarle, con el riesgo de matarle", señala Teng Biao, un conocido abogado de derechos humanos.

"Xia no tenía otra manera de parar esa paliza ilegal", continúa Teng, quien alude a las propias palabras de Xia tras lo ocurrido: "Cualquiera hubiera hecho lo mismo".

A pesar de las pruebas aportadas por la defensa -entre ellas, algunas fotografías de las heridas de Xia tras la paliza-, y las declaraciones de algunos testigos que vieron cómo la policía forzó a Xia a entrar en su vehículo, las autoridades rechazaron que actuara en defensa propia.

La apelación en segunda instancia de Xia fue rechazada, y su abogado recurrió de nuevo ante el Supremo, que hoy ratificó la condena.

Este organismo consideró que no habían testimonios que constataran la paliza de los chengguan a Xia, por lo que desestimaron que el acusado actuara en defensa propia.

Su esposa, Zhang Jin, publicó hoy en su cuenta de Weibo, el Twitter chino, que pudieron ver a Xia por última vez esta mañana y criticó a las autoridades por rechazar que la familia al completo pudiera hacerse "una última foto".

El caso de Xia había recibido numerosos apoyos ciudadanos -vía internet- y de distintas organizaciones de derechos humanos, que clamaban para detener la ejecución.