El Tribunal Supremo de Catar confirmó ayer una sentencia de 15 años de cárcel para el poeta Mohamed Rashid al-Ajami por criticar al emir catarí e incitar a la revolución. En sus versos, Ajami elogió las revoluciones experimentadas en varios países árabes y que permitieron destronar a cuatro mandatarios autoritarios. También criticó al exmonarca absoluto de Catar, Sheikh Hamad bin Khalifa al-Thani, y se burló de «jeques jugando en sus PlayStations».

En febrero, la sentencia inicial de Ajami, de cadena perpetua, fue reducida a 15 años, ratificada ahora. El abogado Najib al-Naimi, que representa a Ajami, manifestó que se trataba de «una sentencia política y no judicial».

El proceso de apelación se ha agotado y su única salvación posible de evitar la condena y conseguir su liberación es que el nuevo emir del Estado del Golfo, el jeque Tamim bin Hamad al-Thani, se apiade y lo perdone. «Espero que el emir tenga clemencia», dijo el abogado.

«Esta es la última frase de Mahoma, no hay más recursos. Ahora tiene que servir los 15 años», dijo Mohammed Rashid al-Ajami, un primo del acusado, que vive en Kuwait. Señaló que el tribunal tomó su decisión final en menos de tres horas.

Su primo dijo que no había establecido ninguna comunicación con el nuevo emir. «Pero el emir sabe del caso con seguridad y tiene la capacidad de perdonar a cualquiera de los hijos de Catar», dijo.

Ajami fue arrestado en noviembre del 2011 tras la publicación de Poema de Jasmin, en la que criticó a los Gobiernos de la región del Golfo durante la primavera árabe. «Todos somos Túnez frente a una élite represiva», escribió en referencia al país en que nació la ola revolucionaria.

En una posible alusión a Catar, sede de una gran base estadounidense, escribió: «Espero que el cambio llegue a países cuyos ignorantes líderes creen que la gloria reside en las fuerzas de EEUU».

Durante el juicio, su abogado sostuvo que no había ninguna evidencia de que Ajami hubiera recitado en público el poema, un aspecto clave en el caso.

Catar, un productor de gas natural que alberga una base militar de EEUU, ha escapado a la inestabilidad observada en otros países árabes. Pero la libertad de expresión está estrechamente controlada y Catar no tiene oposición política organizada.