El último jefe de la temida Gestapo, Heinrich Müller, cometió algunos de los peores crímenes del régimen nazi. Desde el hundimiento del régimen hitleriano se desconocía su paradero y sus perseguidores creían que aún estaba vivo. Ahora se ha descubierto que fue enterrado en un cementerio judío de Berlín en 1945, presuntamente por soldados de las fuerzas aliadas.

Responsable de la policía secreta de Hitler desde 1939, Müller estuvo involucrado en el exterminio de los judios y estuvo presente en la siniestra conferencia de Wannsee en 1942, donde se decidió la llamada 'solución final'. Esta semana, el diario alemán 'Bild' ha informado de que Müller fue enterrado en un cementerio en el céntrico barrio de Mitte de Berlín poco después de que acabase la segunda guerra mundial.

El director del Memorial de la Resistencia Alemana, Johannes Tuchel, ha indicado que Müller no sobrevivió a la guerra, como habían asegurado antes muchos, incluído su notorio subordinado, Adolf Eichmann. "Su cuerpo fue enterrado en una fosa común en 1945 en el cementerio judío de Berlín-Mitte", dice Tuchel, que basa su afirmación en los distintos documentos hallados en varios archivos.

Las agencias de inteligencia occidentales han asegurado a lo largo de estos años que Müller sobrevivió a la guerra y que huyó de Alemania. En el verano de 1949, se creía que estaba escondido en la ciudad checa de Karlovy Vary. La prestigiosa revista 'Der Spiegel' informó en 1960 sobre las especulaciones en torno a su vida clandestina.

Johannes Tuchel desmiente todas estas creencias y asegura a 'Bild' que el cuerpo sin vida de Müller fue hallado en agosto de 1945 por las fuerzas aliadas en una tumba improvisada cerca del Ministerio de Aviación del Tercer Reich. Según algunos documentos históricos, el criminal de guerra nazi fue perfectamente identificado entonces. "Müller llevaba un uniforme de general y dentro del bolsillo superior izquierdo de la guerrera llevaba su carnet de identidad con una foto suya", precisa Tuchel.

Dieter Graumann, presidente del Consejo Central de los Judios en Alemania, ha expresado su indignación por el descubrimiento. "El hecho de que uno de los sádicos nazis más brutales esté enterrado en un cementerio judío de todos los lugares es una monstruosidad de mal gusto" ha declarado a 'Bild'. "Los recuerdos de las víctimas están siendo gravemente violadas".