Silvio Berlusconi ha disparado el lunes los últimos cartuchos en su defensa antes de que el miércoles el Senado vote sobre su expulsión, tras haber sido condenado, con sentencia definitiva, a cuatro años de prisión y al alejamiento de cargos públicos. En una rueda de prensa , el exprimer ministro ha acusado a la clase política, principalmente a la izquierda, de haber "organizado un golpe de Estado". También ha escrito a los partidos que votarán positivamente sobre su expulsión que él es "un ciudadano ejemplar que ha siempre pagado los impuestos" y que, habiendo pagado tantos impuestos, ha "contribuido positivamente a favor de todos los ciudadanos y el país".

Berlusconi ha anunciado también que recurrirá a la Corte Europea sobre los derechos del hombre -"porque tengo que salir de este ataque", dijo- y ha añadido que este miércoles sus parlamentarios y simpatizantes se manifestarán frente al Senado y su vivienda en Roma en el momento del voto.

La rueda de prensa tenía como objetivo presentar en público unos supuestos documentos, sobre un proceso que se está celebrando en los EEUU contra su socio en negocios, Frank Agrama, según los cuales, Mediaset, el grupo televisivo de Berlusconi, saldría airoso de la acusación de estafa fiscal de 7,5 millones de euros, por la que Berlusconi ha sido condenado. “Se trata de siete nuevos testigos para revisar el proceso (italiano)”, ha dicho.

"Un peligro"

Según los progresistas del Partido Demócrata (PD), "Berlusconi constituye un peligro para las instituciones", al tiempo que han confirmado que este miércoles se votará sobre su expulsión, por más que el caso se haya enredado con la aprobación de los Presupuestos Generales. Por su parte, Giorgio Napolitano, presidente de la República, dijo que no podía hacer nada para concederle algún tipo de gracia.

El voto sobre lo que entre los italianos se conoce como la “decadencia” de Berlusconi ya ha provocado la división de los conservadores, hasta ayer reunidos en el Partido de la Libertad (PDL). Todos los ministros de la derecha que forman parte de la gran coalición que apoya el Gobierno, junto con unos 50 diputados y senadores, han decidido fundar otro partido, que por el momento de llama Nuevo Centro Derecha (NCD). Por otra parte, el mismo Berlusconi ha disuelto el PDL para resucitar a Forza Italia, partido con el que entró en política y con el que espera reciclarse.