El progresista Enrico Letta ha presentado este viernes la dimisión de su Gobierno al presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y ha abandonado discretamente la escena política. "Gracias a quien me ha ayudado", tuiteó cuando se dirigía al Palacio Presidencial. "Es un día soleado", respondió Napolitano a los informadores.

Al final del encuentro, el secretario de presidencia ha leído un comunicado informando que la dimisión de Letta "es irrevocable", lo que comporta que no tenga lugar un debate parlamentario con una eventual cuestión de confianza final. "El presidente Letta no estaría tampoco disponible a presidir un nuevo Ejecutivo", zanjó el secretario de Napolitano.

"Soy un tipo zen", había dicho Letta al enterarse del final de su Ejecutivo que le había preparado su mismo Partido Demócrata (PD), aunque las crónicas italianas refieren que, en privado, el ya exprimer ministro estaría calificando como "fariseos y filibusteros" a sus mismos compañeros políticos.

Mientras, diarios, televisiones, políticos y ciudadanos de a pie se dividen sobre lo que algunos han definido como "golpe de Estado", "insurrección", “jugada trapera” y otros epítetos de idéntico tenor. Las palabras más usadas por los analistas italianos más comedidos son “azar”, “acrobacia” y “salto mortal”, en referencia a la apuesta de los progresistas de cambiar a Letta.

Cambio radical

La dimisión repentina del primer ministro, concretada en 48 horas y justo cuando empezaban a llegar los primeros datos positivos sobre la economía, se debe al joven alcalde de Florencia, de 39 años, Matteo Renzi, que el jueves impuso “un cambio radical” a la dirección de los progresistas del PD, partido del que en diciembre fue elegido secretario con el 68% de votos en unas primarias.

“Renzi se proclama primer ministro”, titula irónicamente este viernes el diario conservador y propiedad de la familia Berlusconi 'Il Giornale', retratando “la modalidad del cambio de rumbo impuesto por Renzi”.

Momento "bello y delicado"

“Es un momento delicado, pero también uno de los más bellos para mi”, ha dicho este viernes el Alcalde --como todos llaman a Renzi--recibiendo en su ciudad de Florencia a un numeroso grupo de enamorados en el día de su fiesta oficial. “La masacre de san Valentín”, había titulado con sorna por la mañana otro diario, en referencia a la matanza ordenada el 1929 en Chicago por Al Capone para eliminar a sus rivales mafiosos.

El jefe del Estado, Giorgio Napolitano, realizará ahora unas rápidas consultas que terminaran probablemente este mismo fin de semana con el encargo a Renzi de formar el 70 Ejecutivo del país. En dichas consultas no participarán los indignados del M5S, liderados por Beppe Grillo, que las consideran como “una bufonada”. Los comunistas de Izquierda y Libertad (SEL) se han declarado indisponibles para entrar en el nuevo Gobierno, si el mismo “no representa una discontinuidad” respecto al pasado, lo que no se producirá.

Apoyos asegurados

De hecho, el próximo Ejecutivo será presidido por Renzi y apoyado, además de los progresistas, por los centristas de Opción Cívica, fundado por Mario Monti, y por los conservadores del Nuevo Centro Derecha (NCD), escindido del Partido de la Libertad (PDL) que había fundado Silvio Berlusconi.

El exprimer ministro, condenado en firme por estafa fiscal y al alejamiento de cargos públicos por cuatro años, subirá este fin de semana al palacio presidencial, encabezando la delegación de Forza Italia, su nueva formación, situada en la oposición.