El presidente de Estados Unidos Barack Obama aterrizó en la ciudad de Buenos Aires tras tres días de una visita histórica a Cuba,y en medio de medidas de seguridad extraordinarias derivadas de los recientes atentados terroristas en Bélgica. La onda expansiva de los sangrientos episodios en Bruselas le dan otro color inesperado a su visita a la Argentina. El Gobierno decidió cerrar avenidas y nueve estaciones de metro. Unos 3000 agentes, locales y norteamericanos, entre ellos grupos especiales de los marines, participaran del operativo de control en el centro capitalino, donde el presidenteMauricio Macri recibirá a su más anhelado invitado.

Macri y Obama se encontrarán primero en la sede del Poder Ejecutivo, donde en los hechos relanzarán las relaciones bilaterales después de años de distanciamiento. Banderas norteamericanas flamean en la Plaza de Mayo. Los mandatarios firmarán acuerdos de cooperación. Antes de llegar a Buenos Aires, el presidente de EE.UU calificó a Cristina Fernández de Kirchnerde “antinorteamericana”. Obama se verá con jóvenes emprendedores y luego será agasajado en el monumental Centro Cultural Kirchner.

En el parque de la memoria

La actividad de mayor peso simbólico tendrá lugar el jueves, en el marco de los 40 años del golpe militar que, bajo el patrocinio de Washington, y en particular del secretario de Estado, Henry Kissinger, provocó la mayor tragedia colectiva de Argentina durante el siglo XX. Obama participará de un homenaje a las víctimas de la dictadura en el Parque de la Memoria, ubicado frente al Río de la Plata, donde fueron arrojados desde aviones muchos opositores al régimen.

La presencia de un presidente de Estados Unidos en ese memorial tiene también una fuerte connotación política: los represores fueron entrenados por militares de EEUU en la Escuela de las Américas y el Comando Sur. De ellos aprendieron buena parte de las técnicas contrainsurgentes. Los organismos de derechos humanos recelan de esta visita, y en especial de Macri, que siempre fue elusivo al tema del terrorismo de Estado.

Posteriormente, Obama y su familia partirán hacia la ciudad de Bariloche, unos 1500 kilómetros al sur de la capital. Desde ese escenario paradisíaco retornarán a su país.

Obama es el sexto jefe de la Casa Blanca que visita la Argentina. El primer jefe de Estado argentino en recibir a uno estadounidense fue Agustín Pedro Justo, quien saludó a Franklin Delano Roosevelt el 1 de diciembre de 1936, mientras su hijo, el anarquista Liborio, gritaba “abajo el imperialismo yanqui”.

Dwight Eisenhower estuvo en 1960. Lo recibió Arturo Frondizi, quien dos años más tarde sería derrocado, entre otras cosas por haberse reunido con Ernesto Guevara. George Bush padre vino en diciembre de 1990, dos días después de la última sublevación castrense que tuvo lugar en este país, y que provocó 14 muertos.

En 1997 fue el turno de Bill Clinton. En Argentina gobernabaCarlos Menem. Su canciller, Guido Di Tella, pregonaba las"relaciones carnales" con Washington, que nombraba a este país “aliado extra OTAN”. Los años de sintonía concluyeron con Néstor Kirchner.

En noviembre de 2005, en la ciudad balnearia de Mar del Plata, George Bush hijo fue testigo de cómo Kirchner, junto con Hugo Chávez y Luiz Inacio Lula da Silva, hundían el proyecto de la Casa Blanca de crear una gran zona de libre comercio continental. Obama visita a Argentina en momentos en que la fuerza de esas ideas ha perdido fuerte peso en la región.