Bélgica intenta pisar el acelerador y hacer en dos días el trabajo que no ha hecho en cuatro meses. El atentado de Bruselas del martes ha dejado en evidencia el trabajo de sus fuerzas de seguridad que han multiplicado en las últimas horas las operaciones antiterroristas para estrechar el cerco a la célula yihadista que sembró el terror en la capital. El fiscal federal confirmó que ayer fueron detenidas tres personas, dos de ellas tras ser heridas en una pierna. Se suman a un arrestado el jueves, Fayçal Cheffou, que según medios belgas podría ser el hombre del sombrero negro que escapó del aeropuerto.

Las detenciones se producen, según la fiscalía, en el marco de dos registros relacionados con el arresto el jueves en Argenteuil (Francia) de Reda Kriket, de nacionalidad francesa y condenado en ausencia a 10 años de cárcel por un tribunal de Bruselas, junto al presunto cerebro de los ataques yihadistas de París, Abdelhamid Abbaoud, en julio del 2015. Según las autoridades francesas esta operación permitió desmantelar un proyecto de atentado que se encontraba en “fase avanzada”. En Alemania, otros dos detenidos, uno de ellos según el diario Der Spiegel habría recibido un mensaje de uno de los suicidas de Bruselas con la palabra “fin”.

Cheffou, nacido en Bruselas, fue detenido el jueves en compañía de otras tres personas que ya han sido puestas en libertad. Se trata, según el diario Le Soir, de una persona que llevaba en el punto de mira de la policía desde hace meses. El mismo diario señala, citando a fuentes policiales, que existen “fuertes posibilidades” de que sea el joven del sombrero filmado en el aeropuerto.

La fiscalía belga, mientras, sigue la investigación. Ayer confirmó por las pruebas de ADN que el segundo kamikaze del aeropuerto era el joven Najim Laachraoui, un nombre ya vinculado a los atentados de París. Su ADN habría aparecido en los cinturones explosivos de la sala Bataclan y del Estadio de Francia. H