Lágrimas, abrazos, palabras de consuelo y de cariño. La clase política británica celebró éste lunes una de las sesiones parlamentarias más tristes de las últimas décadas. Se vio llorar a mujeres y hombre hechos y derechos. Algunos incluso de derechas. Juntos, miembros de la Cámara de los Lores y de los Comunes, rindieron homenaje a Jo Cox, la diputada laborista de 41 años asesinada el pasado jueves en Birstall.

En el escaño vacío que fue el suyo, durante los treces meses que duró su breve carrera política, había una rosa blanca y otraroja. La blanca era el símbolo de Yorkshire, que en su honor lucían los parlamentarios en la pechera. Allí había nacido Jo Cox y allí estaba el distrito electoral de Batley and Spen, al que representó desde mayo del 2015.

“Se elegirá a un nuevo diputado, pero no se puede reemplazar a una madre”, declaró con la voz quebrada la diputada laborista Rachel Reeves, colega y amiga personal de la desaparecida. En la galería de invitados siguiendo el homenaje estaban los padres de Cox, su hermana, su marido Brendan y su niña y su niño, de tres y cinco años, que se entretenían con unas cajas de colores.

ATAQUE A LA LIBERTAD

“Nuestra comunidad y todo el país ha estado unido en el dolor y en el rechazo al odio, que la mató, en lo que parece cada vez más haber sido un acto de violencia política extrema”, declaró el líder laborista Jeremy Corbyn. El primer ministro David Cameron recordó la energía, la determinación de la joven diputada. El portavoz de la Cámara John Bercow, recordó que “un ataque como éste no sólo es un ataque a un individuo. También lo es a nuestra libertad”.

Muchos de los tributos resaltaron las cualidades humanas de quien estuvo volcada durante años en la ayuda humanitaria y en la lucha por los refugiados, misiones que le habían llevado a algunos de los lugares más inhóspitos y peligroso del mundo. Al final, irónicamente, encontraría la muerte en su tierra. Al término de la sesión, los diputados puestos en pie aplaudieron a la familia de la fallecida, que ha sido un ejemplo de dignidad durante todo el drama.

Se había especulado sobre el posible aprovechamiento políticodel homenaje, a tres días del referéndum. La mayor contribución en ese sentido vino del diputado laborista Stephen Kinnock, hijo del que fuera líder del partido Neil Kinnock, amigo de Jo Cox desde hacía 20 años y con la que compartía despacho en Westminster.

NARRATIVA DE CINISMO

En su tributo, condenó un polémico cartel contra la inmigración del UKIP de Nigel Farage presentado pocas horas antes del asesinato, como parte de la campaña del 'brexit'. "Ella se habría sentido muy ofendida y habría rechazado duramente la calculada narrativa de cinismo y división que representa. Porque Jo comprendía que la retórica tiene consecuencias. Cuando la inseguridad, el miedo y la ira se usan para encender la mecha, la explosión es inevitable”, afirmó Stephen Kinnock.

Kinnock pidió que el país luche contra el odio que mató a Jo, como había dicho su marido. “Es esa política de división, de miedo, de la vuelta a los eslóganes incendiarios y a la retórica de 'Britain Frist' lo que trastoca el patriotismo de amor por un país y lo convierte en odio hacia los otros”.

La expresidenta del partido conservador, Sayeeda Warsi,abandonó la campaña del 'Leave', denunciando el odio que reina en las filas del 'brexit'. “Día tras día, estamos oyendo que los refugiados vienen, que los violadores vienen, que los turcos vienen”, declaró.