El Gobierno federal belga y las entidades federadas -gobiernos regionales y comunidades- siguen negociando in extremis una postura común que permita, en primer lugar, desbloquear el veto de Valonia al tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA en sus siglas en inglés) y, en segundo, a Bélgica estampar su firma durante la cumbre bilateral que sigue estando en la agenda europea de hoy.

Los dirigentes europeos se niegan a dar la batalla por perdida pero la posibilidad de que los parlamentos de Valonia y de la comunidad francófona -los que han bloqueado el acuerdo apoyado por 27 Estados miembros- den su brazo a torcer a tiempo disminuye según pasan las horas. «Espero que a lo largo de hoy se logre un acuerdo entre el gobierno belga, Valonia y las demás partes», apuntaba ayer el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Y lo mismo su homólogo del Consejo Europeo, Donald Tusk. «La UE no está lista para firmar el acuerdo con Canadá pero las negociaciones continúan en Bélgica. Espero que Bélgica demuestre todavía que defiende los principios comerciales y podamos llegar a un acuerdo pronto», añadió durante un debate en la Eurocámara.

Desde que la ministra de comercio canadiense, Christya Freeland, anunciara al borde de las lágrimas que dejaba las negociaciones el pasado viernes, los belgas, con su primer ministro Charles Michel a la cabeza, no han dejado de hablar.

Un maratón negociador que seguía este miércoles en Bruselas. Nadie se atreve a hablar todavía de acuerdo y la gran incógnita sigue siendo si podrá celebrarse o no la cumbre bilateral entre la UE y Canadá hoy, tal y como estaba previsto, para firmar el pacto.

La férrea oposición valona -que tiene por ley competencias para ratificar tratados internacionales- ha sorprendido a los dirigentes europeos que han admitido públicamente la posibilidad de dejar para otro día la firma. «Lo importante es que hoy se llegue a un acuerdo en Bélgica. El cuándo se firme finalmente es menos importante», admitió Juncker. A tenor de las negociaciones de ayer todo es posible.

Hay nuevos textos de compromiso sobre la mesa, que incluyen cambios para responder a las preocupaciones expresadas por los valones y francófonos en materia de importaciones agrícolas o el tribunal de arbitraje independiente previsto en el acuerdo, pero todavía deben ser revisados antes de ser enviados al resto de Estados miembros de la Unión Europea. «Es un proceso complicado», dijo el primer ministro valón, Paul Magnette, máximo exponente estos días del no valón.El objetivo es «enviarlos al conjunto de nuestros colegas europeos». H