El presidente chino, Xi Jinping, suma a su lista de cargos oficiales el título simbólico de «núcleo» del partido. El histórico reconocimiento llega en el comunicado final del plenario celebrado por sus más de 300 altos cargos esta semana en Pekín. Supone la enésima victoria de Xi, colocado ya a la altura de los artífices de la China moderna. El cónclave se interpretaba como una medición de fuerzas previa al relevo en la cúpula del Partido Comunista de China del próximo otoño.

El título simbólico de hexin (núcleo, en chino) no es superfluo para quien ya preside el país, el partido y la Comisión Central Militar. En la política china rige aún aquel principio confuciano que asegura que sin un título apropiado no hay mensajes convincentes ni se cumplen las órdenes. El término fue acuñado en 1990 por Deng Xiaoping, arquitecto de la China moderna, para definir a aquellos líderes de autoridad incuestionable. Se refería a Mao Zedong, a sí mismo y al sucesor que acababa designar, Jiang Zemin. La prensa oficial nunca lo utilizó con Hu Jintao, antecesor de Xi, que ha subido al estrado con Mao y Deng.

Las especulaciones se habían multiplicado en la víspera. En la política china, además de Confucio, también mandan los silencios y las sutilezas. Una docena de altos cargos se habían referido el pasado año a Xi como hexin, lo que hablaba de un poder creciente, pero las alusiones se habían esfumado después, lo que sugería uno menguante. La última embestida llegó en las últimas semanas a través de la prensa oficial con editoriales que exigían un hombre fuerte para lidiar con el delicado contexto de economía declinante y clanes. Y Xi, aclaraban, daba el perfil.

Es previsible que el título ayude a Xi en su agenda económica y política. En el Congreso del PCCh del próximo año se renovarán todos los miembros del comité permanente a excepción de Xi y el primer ministro, Li Keqiang. Su composición medirá cuánto manda hoy un hexin. H