Los islandeses no dudaron en desafiar fuertes vientos y lluvias para acudir a las urnas. No en vano las elecciones legislativas celebradas ayer son unas de las más interesantes de los últimos años con el Partido Pirata, formación antisistema, en disposición de consolidar un ascenso difícil de imaginar cuando nació, hace cuatro años, y de ser artífice de un sorpasso.

Los primeros sondeos apuntan que el conservador Partido de la Independencia, que gobierna en la actualidad en el país en coalición con los centristas, podría ganar las elecciones pero, ante la imposibilidad de gobernar, ceder el Gobierno a una coalición de centroizquierda, de la que formaría parte la formación antisistema.

Los piratas islandeses surgieron en noviembre del 2012 impulsados, entre otros, por Birgitta Jóndottir, activista y entonces diputada por la Formación Movimiento, nacida en el seno de las protestas por la crisis económica del 2008 que dejó al país en la bancarrota. En el 2013, se presentaron por primera vez a unas elecciones y, en un resultado histórico, se colocaron, también por primera vez, en un Parlamento a una formación pirata -movimiento creado en Suecia en el 2006 y extendido por el mundo-.

SEGUNDA FUERZA / Tras la votación del sábado, los sondeos apuntan a que el Partido Pirata podría pasar de ser la formación más pequeña del Parlamento a ser la segunda más votada. El partido más duramente golpeado será el Partido Progresista, actual socio de Gobierno, castigado por el escándalo originado en abril por los vínculos con los papeles de Panamá del primer ministro, Sigmundur Gunnlaugsson, obligado a dimitir.

Las revelaciones sobre la sociedad que Gunnlaugsson y su esposa habían poseído en las Islas Vírgenes y en la que depositaron casi 4 millones de dólares en bonos de bancos islandeses desataron una oleada de protestas que recordaron, por su virulencia, a las surgidas ocho años antes, durante la crisis económica.

La formación antisistema ya ha propugnado encuentros con otras tres fuerzas para tantear la posibilidad de compartir coalición de Gobierno. La fórmula de colaboración entre las cuatro fuerzas ya funciona desde hace dos años en el gobierno municipal de Reikiavik, con alcalde socialdemócrata y en una coalición en la que los piratas son el socio menor con un concejal.

El Partido Pirata, al que sus críticos acusan de no tener una política definida en muchas áreas de actuación, defiende algunas ideas como el fomento de la democracia directa, la lucha contra la corrupción, el refuerzo de la sanidad pública, la propiedad pública de los recursos naturales y la reforma del sistema de cuotas de pesca.

Otro punto central de su manifiesto electoral es adoptar una nueva Constitución que esté basada en un proyecto redactado por una comisión popular y aprobado en referendo no vinculante. H