El terrorismo golpeó ayer el corazón de la vida política británica y el centro turístico de Londres, dejando al menos cuatro muertos, uno de ellos el atacante, y una veintena de heridos. Un atentado en las inmediaciones del Parlamento británico, uno de los lugares más concurridos y vigilados del país, a cargo de un individuo no identificado aún. Si bien todo apunta un nuevo acto del extremismo islámico. En un mensaje anoche al país, la primera ministra Theresa May, condenó el «repulsivo y depravado ataque, cuyos detalles aún están por conocerse». Pero May confirmó lo que el subcomisario en funciones a cargo de la lucha antiterrorista de Scotland Yard, Mark Rowley, ya había anunciado. Hacia las tres de la tarde hora local un 4 x 4. que circulaba a gran velocidad por el puente de Westminster, en las inmediaciones del parlamento y del famoso Big Ben, arrolló a los peatones que caminaban por la acera. En medio de escenas de pánico, el vehículo acabó estrellándose contra la verja de hierro al final del puente, a la puerta del Parlamento. Dos personas perdieron allí la vida. Entre los heridos había tres policías, que volvían de una ceremonia y al menos tres estudiantes franceses de un liceo, que se hallaban en viaje de estudios en la capital británica, según informó el ministerio de Exteriores galo.

«Fue en la parte del puente donde pasó. Había una mujer prácticamente cubierta de sangre, postales esparcidas alrededor y otra mujer al lado de ella herida», relataba un testigo con voz temblorosa. «Para el lado del Big Ben había una mujer en la calzada y tres personas apoyadas en el puente. Es una escena que no esperas ver en Londres. Impactante».

Tras abandonar el vehículo el conductor penetró en el recinto del Palacio de Westminster, uno de los lugares más seguros de Reino Unido, fuertemente vigilado día y noche, y apuñaló a un policía de guardia, que sucumbió al ataque. El Secretario de Estado del Foreign Office, Tobias Ellwood, cuyo hermano murió en el ataque terrorista de Bali en el 2002, trató inútilmente de resucitar al agente haciéndole el boca a boca. El agresor, cuya identidad no se había dado a conocer anoche, fue abatido a tiros por los agentes.

SALTAR AL RÍO

En cuestión de minutos las calles y plazas en las inmediaciones del parlamento comenzaron a llenarse de ambulancias y coches de policía, mientras los agentes desalojaban al público, acordonaban la zona y clausuraban la estación de metro más cercana. Richard Jones, gerente de un bar junto al Parlamento, fue uno de los evacuados. «Oí varios disparos y me di cuenta de que pasaba algo grave. Mucha gente gritaba. Había policía que llegaba de todas partes y después llegaron los vehículos de socorro. Yo mismo recibí la orden de marcharme». Algunos de los que se hallaban en el puente en el momento del ataque optaron con saltar al río. Fue el caso de una que fue rescatada de las aguas gravemente herida.

El Palacio de Westminster quedó cerrado a cal y canto durante cinco horas, protegido por agentes fuertemente armados. Nadie pudo entrar o salir. Miembros de la Cámara de los Lores y los Comunes suspendieron las sesiones en marcha, al tiempo que recibían la orden de mantenerse dentro de sus oficinas. Junto a ellos también quedaron a la espera de desalojar el recinto periodistas y empleados. En el momento del ataque, había un grupo de escolares de visita.

En su mensaje a la nación. May subrayó que «el lugar donde ha ocurrido el ataque no es fortuito». Lo ocurrido, de un corte muy similar al atentado el pasado 14 de julio en Niza y las últimas navidades en Berlín, iba dirigido, según May, contra «los valores que representa nuestro Parlamento: democracia, libertad, derechos humanos y la ley», por eso «fue elegido como objetivo por quienes rechazan esos valores. Pero cualquier intento de derrotar esos valores con violencia y terror fracasarán. Mañana (por hoy) el Parlamento se reunirá con normalidad».

COMITÉ DE EMERGENCIA

La primera ministra se hallaba en el momento del incidente en la residencia oficial de Downing Street, según aclararon sus portavoces. May celebró entrada la noche una reunión con el comité de emergencia Cobra, que reúne a los máximos responsables de la lucha antiterrorista y la seguridad nacional. May también habló por teléfono con el presidente americano, Donald Trump, sobre el ataque, mientras recibía mensajes de apoyo y repulsa por lo ocurrido de dirigentes de todo el mundo.

Scotland Yard hizo un llamamiento a la calma, pero pidió a la población que se mantuviera alerta y comunicara cualquier actividad que pudiera parecerles sospechosa. También solicitó a todos los testigos que tuvieran fotos o vídeos de lo ocurrido su colaboración a fin de que la policía pueda examinar ese material. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, anunció el despliegue «de policías adicionales armados y desarmados en nuestras calles». También él pidió calma. «Quiero tranquilizar a todos los londinenses y a todos nuestros visitantes, que no se alarmen. Nuestra ciudad es una de las más seguras del mundo. Londres es una gran ciudad y permanecemos unidos ante aquellos que buscan hacernos daño y destruir nuestra forma de vida».