La candidata preferida por Pekín será la jefa ejecutiva de Hong Kong el próximo lustro tras haberse impuesto con rotundidad en unas elecciones que no servirán para mitigar el creciente descontento en la excolonia. Carrie Lam releva al odiado CY Leung, representante del inmovilismo frente a las ansias reformadoras de la juventud. A la nueva jefa ejecutiva se la conoce como “CY 2.0” para subrayar su afinidad con su predecesor y las escasas esperanzas de cambio.

Lam, de 59 años, ha conseguido 777 de los 1.194 votos en una victoria que se daba por descontada. Con menos de la mitad de papeletas se ha quedado John Tsang, antiguo secretario de Finanzas, y apenas una veintena ha logrado el antiguo juez, Woo Kwok-hing.

El 0.003% de la población

Las elecciones han generado un interés muy limitado entre la sociedad. Esos 1,194 electores suponen el 0,03 % de la población y los críticos aluden a esa limitadísima democracia como una “selección” más que una “elección”. Los votantes representan una amalgama de gremios, sindicatos, empresarios, legisladores y académicos. “Este resultado es una pesadilla para los hongkoneses”, ha dicho el legislador prodemocrático Nathan Law.

La victoria de Lam evidencia que las elecciones van por un lado y el pueblo por otro. Las encuestas del respetable diario' South China Morning Pos't revelaban un apoyo mayor a John Tsang, visto como el mal menor de una terna de candidatos forzosamente afín al interior. Al final ha pesado más la influencia de Pekín, que no se había manifestado oficialmente pero que movió los hilos en las semanas previas.

Muchos electores han desvelado que recibieron llamadas del interior aclarándoles que Lam era la opción. Esas presiones, sin embargo, no explican la victoria la Lam. La mayoría de votantes son pragmáticos empresarios que necesitan de la sintonía entre la isla y Pekín para seguir amasando sus fortunas.

Lam acumula cuatro décadas al servicio de la excolonia y en los últimos cinco años ejerció de número dos de su predecesor. Se ganó la confianza de Pekín durante las masivas protestas callejeras que paralizaron la excolonia en 2014. Primero mostró flexibilidad para negociar con los representantes y después se alineó con la línea dura y rechazó cualquier concesión política.

Hong Kong se enfrenta a un calendario sensible. Está previsto que el presidente, Xi Jinping, acuda al aniversario del regreso de la excolonia a la madre patria. Es más que probable que el sentimiento hostil hacia Pekín se deje oír esos días.