Individuos de todas las edades rompiendo ventanas y puertas de un maltrecho convoy de metro, deformado por la onda expansiva, en su afán de alejarse del escenario del atentado; gentes gritando, en estado de agitación, buscando entre el humo la salida más próxima hacia la calle; heridos postrados en el suelo, entre algún que otro aparatoso reguero de sangre.

Esta terrible escena se ha vivido este lunes después del mediodía en los andenes de la estación de metro 'Instituto Tecnológico', muy cerca del centro de San Petersburgo, minutos después de que una explosión sacudiera el tercer vagón de un convoy de metro. La deflagración se produjo entre dos paradas, pero el maquinista prefirió no detener el tren y continuar hasta la siguiente estación para facilitar la evacuación.

Once personas perdieron la vida y decenas más se hallan hospitalizadas con heridas de gravedad como quemaduras. "El vagón iba bastante lleno, con gente de pie y también sentada", ha declarado por teléfono un testigo a la cadena de televisión RBK.

Se trata del atentado más mortífero que se produce en Rusia en los últimos tres años, y el primer ataque de envergadura que tiene lugar en una gran ciudad rusa desde el inicio de la oleada de violencia dirigida por Estado Islámico contra objetivos en Europa occidental y América. A primera hora de la noche de este lunes, aún no se había producido ninguna reivindicación, aunque respecto a la autoría se barajan varias hipóstesis: un grupo extremista caucásico, el autoproclamado califato o ambas cosas a la vez.

ESTADO ISLÁMICO EN EL CÁUCASO

La presencia en el Cáucaso norte de una sección de la milicia ultrarradical comandada por Omar al Bagdadi en Siria se remonta a junio del 2015, cuando se formó el denominado Estado Islámico para Irak y el Levante-provincia del Cáucaso, liderado por un tal Rustam Asildárov, de 35 años, nacido en la república de Kalmukia (sur de la Federación Rusa) y abatido, según fuentes oficiales, durante una operación antiterrorista en Majachkalá, también en el Cáucaso ruso, en diciembre pasado.

Según informó la agencia Interfax ya entrada la noche, el atentado fue obra de un suicida de 23 años procedente de Asia Central. Horas antes, se había privilegiado la versión de un artefacto escondido en un maletín, colocado en el interior del vagón con el interior relleno de metralla. 'Fontanka' un portal de noticias de San Petersburgo, divulgó la imagen de un individuo de unos 40 años, con una larga barba y un sombrero, que se presumía está implicado en el atentado, e identificado a partir de las cámaras de seguridad. Además, dos personas se hallan en situación de busca y captura en relación con lo sucedido en el metro.

Un segundo artefacto explosivo fue hallado en otra estación, concretamente en la parada 'Plaza Vosstania', aunque finalmente fue desactivado antes de estallar. Había sido colocado en el interior de un extintor y tenía una potencia muy superior al anterior. Mientras la primera tenía una potencia equivalente a 200-300 gramos de TNT, la segunda era de un kilo.

El atentado coincidió con una visita del presidente Vladímir Putin a la segunda ciudad rusa en importancia, donde participaba en un foro denominado Frente Popular Panrruso, una agrupación de partidos políticos rusos. A escasa distancia del lugar de los hechos, el líder del Kremlin debatió con el director del Servicio Federal de Seguridad (exKGB), Aleksándr Bortníkov, y realizó sus primeras declaraciones respecto al atentado.

ACTO DE TERRORISMO

"Tenemos en cuenta todas las hipótesis: accidental, criminal, y por supuesto, un ataque terrorista", aseguró. Poco después, la Fiscalía General de Rusia confirmaba que se trataba de un atentado, mientras que el Comité de Investigación, el principal organismo investigativo federal, no descartaba ninguna posibilidad.

El atentado paralizó por completo a la segunda ciudad rusa, con más de cinco millones de habitantes. Tras culminarse la evacuación de las estaciones afectadas, las autoridades locales decidieron cerrar por completo la red local del metro, y solo accedieron a reabrirla parcialmente a primera hora de la noche. Un enorme atasco se formó en el centro de San Petersburgo, y para paliar la situación y garantizar la movilidad, los autobuses municipales no cobraban el billete a los viajeros.