Donald Trump no quiere más promesas de sus aliados europeos de la OTAN. La mayoría de ellos no están cumpliendo con el compromiso de la cumbre de Cardiff (2014), en la que acordaron aumentar progresivamente sus presupuestos en Defensa hasta el 2% del PIB antes del 2024, y el presidente de EEUU ha decidido tomar medidas. Según fuentes diplomáticas, en las reuniones que se han realizado en las últimas semanas en Bruselas para preparar la próxima cita anual, en mayo, los representantes de Washington están exigiendo a los aliados menos aventajados hojas de ruta con todos los detalles que hagan creíble la promesa del 2%.

La mayoría están muy alejados de la meta. Es el caso de España, que dedica el 0,9% del PIB al presupuesto de Defensa. De hecho, está en la cola del gasto militar en la Alianza Atlántica, que está compuesta por 28 miembros. Solo Luxemburgo invierte menos dinero en esta materia (0,42%).

PROMESA / En sus primeras conversaciones con los dirigentes europeos tras ganar las elecciones, el presidente de EEUU les recordó que deben cumplir con esa promesa hecha hace ya tres años. El Ejecutivo norteamericano lo dejó por escrito en el comunicado que la Casa Blanca emitió tras la conversación entre Trump y Mariano Rajoy (aunque el líder del PP niega que se lo planteara) y el líder republicano también hizo lo propio en la reunión que mantuvo con la cancillera alemana, Angela Merkel, en Washington, hace un mes.

Tras sus primeras invectivas contra la organización (la calificó de «obsoleta»), el presidente de EEUU ha moderado algo el tono y ha centrado su beligerancia en exigir el 2%. Con amenaza incluida. El secretario de Defensa norteamericano, James Mattis, dijo en febrero en una visita a Bruselas que si los aliados no quieren ver a la Casa Blanca «reducir su nivel de compromiso con la Alianza» cada capital «debería mostrar apoyo» a la defensa común. Mattis dejó caer que Washington vería con buenos ojos que los socios concretaran cómo van a elevar el gasto en esta materia, y eso es lo que están reclamando sus representantes estos días en Bruselas. Habrá que ver hasta dónde quiere llegar públicamente Trump con esta demanda. Si insta a tener los planes de inversión para la cumbre de mayo o da algunos meses más de margen a los miembros de la Alianza.

Solo cinco países han alcanzado el objetivo de inversión del 2% del PIB, según datos de la OTAN: EEUU (3,61%), Grecia (2,36%), Estonia (2,18%), Reino Unido (2,17%) y Polonia (2,01%). Por la cola están Luxemburgo, España y Bélgica (0,91%) y en el centro de la tabla Alemania (1,2%) e Italia (1,1%). Francia tiene fácil la misión: ahora gasta el 1,79%.

Las estadísticas de la Alianza señalan que, de todo lo invertido en el 2016 (869.282 millones de euros), el 68% lo abonó EEUU: 625.898 millones. El resto, Europa y Canadá. Un desequilibrio histórico que aumentó a partir de la crisis del 2008 y que el presidente Trump quiere rectificar.

Fuentes del Ministerio de Defensa español recuerdan que María Dolores de Cospedal ha asegurado en varias ocasiones su voluntad de alcanzar el objetivo, un esfuerzo de inversión que supondrá doblar el presupuesto y para el que cuenta con el apoyo del PSOE y Ciudadanos. Además, la secretaria general del PP espera aprobar una ley de estabilidad presupuestaria que garantice los planes del departamento a largo plazo, para que no queden al albur de los gobiernos de turno, y que seguro será del agrado de Washington.

La presión de Trump sobre sus socios europeos se está produciendo a la vez que los cuatro grandes países de la Unión Europea posbrexit (Alemania, Francia, España e Italia) se han mostrado dispuestos a poner en marcha un mecanismo incluido en los tratados (la cooperación estructurada permanente), con el fin de que el que quiera avanzar con mayor velocidad en la creación de la llamada Europa de la Seguridad y la Defensa pueda hacerlo. El Reino Unido fue siempre el que echaba el freno para caminar políticamente en esta área y pronto ya no estará.

Estos cuatro gobiernos, que formalizaron su posición en una carta firmada por los cuatro ministros de Defensa en octubre, niegan que se quiera debilitar a la OTAN e insisten en que quieren evitar duplicidades y repartir mejor la carga, teniendo en cuenta que hay riesgos que la Alianza Atlántica no considera tan acechantes, como el Sahel. De hecho, los cuatro han dejado claro que no tienen voluntad de crear un Ejército europeo, un extremo que siembra recelo en Estados Unidos y el Reino Unido.