Europa puede haber pasado página pero cada vez son más las sociedades que dan la espalda al pluralismo y que abrazan elpopulismo que defienden líderes como la candidata a la presidencia de Francia, la ultraderechista Marine Le Pen. La voz de alarma, a cinco días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, la ha dado este miércoles el secretario general del Consejo de Europa, Thorbjon Jagland, que ha pedido medidas para evitar que el mensaje populista siga expandiéndose por Europa.

“Nuestras democracias pueden ir hacia atrás. Necesitamos resistir activamente la deriva hacia una Europa donde el populismo se convierta en tolerable y en lo habitual”, ha instado este jueves durante la presentación de su informe sobre el estado de la democracia y la amenaza del populismo. Según Jagland, “los controles y los equilibrios en los países miembros del Consejo de Europa no son lo suficientemente fuertes para evitar que las fuerzas populistas, nacionalistas y antidemocráticas lleguen al poder”.

NOTICIAS FALSAS

Pero en vez de culpar a los líderes o partidos más incendiarios o al aumento del uso de noticias falsas, “los gobiernos deberían mirarse seriamente en el espejo” y actuar porque el populismo se afianza especialmente en los lugares “donde los ciudadanos han perdido la fe en sus políticos y en el sistema, donde las minorías no se integran, donde no existe un periodismo crítico o donde los ciudadanos se sienten abandonados y sin oportunidades".

Su informe, el cuarto de estas características que publica, se hace eco de las persistentes lagunas que existen en los sistemas judiciales europeos. Subraya que pese a la existencia de leyes para garantizar la independencia judicial y la imparcialidad siguen detectando problemas de aplicación que hacen que los sistemas judiciales nacionales estén expuestos a influencias políticas y que alimenta la percepción de los ciudadanos de “injerencia” y de “parcialidad” por parte de los jueces. En este ámbito critica ladilatación excesiva en el tiempo de los procedimientos judiciales y alerta de que la certidumbre legal sigue siendo un problema en algunos países.

INTIMIDACIÓN A PERIODISTAS

El documento también advierte del problema que plantea el cierre de fronteras, de las deteciones administrativas generalizadas, del refuerzo de la vigilancia y de las limitaciones al derecho de manifestación en algunos lugares que se han visto acentuadas debido a las medidas antiterroristas adoptadas por los gobiernos. Pero si hay un ámbito que preocupa especialmente al Consejo de Europa es el de la libertad de expresión. Este organismo intergubernamental con sede en Estrasburgo denuncia un declive en los últimos años de la protección de los periodistas. Veintiocho países “no protegen suficientemente” a los periodistas de violencia y amenazas y en 17 países en los que previamente la situación era satisfactoria ahora hay cada vez más denuncias de agresiones físicas y amenazas. Además, constatan la existencia de evidencias que apuntan a un aumento de la autocensura, exacerbada por la inseguridad laboral.

En una encuesta paralela, realizada por dos expertas de la Universidad de Malta en colaboración con varias organizaciones como Reporteros sin Fronteras, el Consejo de Europa denuncia que los periodistas europeos suelen estar a menudo expuestos a graves interferencias injustificadas en su trabajo que incluyen laintimidación y la violencia, lo que a su vez aumenta el temor y lleva a la autocensura. El documento señala, por ejemplo, que en los últimos tres años el 69% de los periodistas interrogados han sido objeto de violencia psicológica, incluida intimidación, amenazas, calumnias y humillaciones, el 43% han recibido presiones desde formaciones políticas, el 35% por parte de las autoridades policiales y el 13% acoso sexual.

AGRESIONES

Además, un tercio de los encuestados -en base a 940 entrevistas realizadas entre abril y julio de 2016 en los 47 países del Consejo de Europa más Bielorrusia- han sufrido agresiones físicas. Una amenaza especialmente denunciada por los periodistas que informan desde Turquía y el Cáucaso meridional, según denuncia el Consejo de Europa. De hecho, a la cabeza de los periodistas que dicen sentirse más vigilados (el 87%) están los turcos.

La encuesta también se hace eco del temor que existe entre los periodistas a futuras interferencias -un tercio está preocupado por la seguridad de sus familiares y amigos- y revela altos niveles de autocensura. Por ejemplo, el 31% se ha sentido obligados a reducir las historias polémicas, el 23% a retener información y el 15% a abandonar una historia. Al 36% las presiones les han llevado a ser más comprometidos y resistirse a la censura aunque el grueso de los periodistas no denuncian las presiones.